Cuando el 18 de agosto de 1922 murió Guillermo Enrique Hudson, no llegaba a los noventa días una niña, que con el tiempo habría de recordarlo y ser su gran biógrafa: Alicia Jurado, asidua colaboradora de La Prensa.
Vaya a saber por qué este hombre llamó tanto la atención. Carlos Fernández Balboa cuenta que cuando llegó al país invitado por Victoria Ocampo en noviembre de 1924, Rabindranath Tagore, el hindú que había obtenido el Nobel de Literatura, le pidió al periodista Carlos Alberto Leuman que le hablara de uno de "sus escritores favoritos'', el argentino Guillermo Enrique Hudson. El autor indio dijo conocer nuestro país por la obra de Hudson, un autor angloargentino fallecido hacía poco y a quien consideraba uno de los mejores prosistas en lengua inglesa. A la vez que le requirió mayores informaciones. Nuestro cronista debió admitir que desconocía a Hudson, como lo recordó en La Prensa en agosto de 1941 con motivo de los homenajes que se le tributaron al escritor en el centenario de su nacimiento. Leuman recurrió rápidamente a la anfitriona: "La directora de Sur, se declaró incompetente en la materia, pero recurrió a uno de sus principales asesores, fue Jorge Luis Borges, quien lo introdujo en la vida de aquel autor''.
En 1925 nuestro escritor "se lamentó frente al inevitable ocaso de la cultura gaucha y de la identidad criolla argentina diciendo: `En el poema de Hernández y en las bucólicas narraciones de Hudson (escritas en inglés, pero más nuestras que una pena) están los actos iniciales de la tragedia criolla''.
Tagore le tenía tal respeto a Hudson, que llegó a confesar que los presentimientos "de una América creadora de civilizaciones nacieron en mí al leer a uno de mis autores favoritos, tal vez el más grande prosista de nuestra época''. Parece ser, según algunos estudios que Tagore, "fue un acontecimiento que generó una verdadera ola de entusiasmo'' por la figura de Hudson. No olvidemos que la comisión encargada de recibir al escritor la presidía Ricardo Rojas, rector de la Universidad de Buenos Aires y figura respetada en las letras.
Por esas cosas que Jorge Luis Borges llamaba "simetrías del azar'', Alicia Jurado fue quien lo recibió en el acto de su incorporación pública a la Academia Argentina de Letras, donde habló de ese amigo en común y dijo: "Yo conocía y sentí cariño por la obra de Hudson. Yo conocía parcialmente la obra de Cunninghame Graham y no sentía mayor afecto por él. Sabía de sus libros como interpolaciones en el tiempo, sabía que habían existido, yo no podía dejar de pensarlos, pero ahora después de leer los dos libros de Alicia Jurado, ocurrió algo muy curioso, y es que ahora los siento como seres reales, no sólo son seres históricos; es decir ahora puedo pensar en Cunninghame Graham, en Hudson, como puedo pesar en seres tan reales y atemporales como Alonso Quijano, Hamlet, Macbeth. Es decir, Alicia Jurado ha realizado ese curioso prodigio, el prodigio de hacer que los hombres en la mera sucesión del tiempo sean tan reales como esas grandes figuras atemporales y eternas, es decir ha conseguido que dos hombres meramente históricos sean, por lo menos para mí, tan eternos como los personajes de la ficción. En estos días, gracias a Alicia Jurado, he sido momentáneamente esos dos escritores, y seguiré siéndolo.
Y ese es uno de los grandes prodigios de la literatura: hacer que lo meramente temporal sea eterno, traducir a los hombres efímeros en imágenes, imágenes que duran más allá de las circunstancias, que son lo de menos''.
El ensayo biográfico de Alicia Jurado recorre algunas de las obras de Hudson: El naturalista del Plata, Aves del Plata, El libro de un naturalista, Días de ocio en Patagonia, Aves de Londres, La Tierra Purpúrea (su primera novela ambientada en la Banda Oriental), Aves y hombres , El Ombú , y muchas otras. Como lo afirma Alicia Jurado, don Guillermo es un espectador imparcial "
por ser inglés, pudo darnos una imagen de nuestro país más verdadera, más original y bella que ningún criollo de sangre española; ocurrió lo propio cuando comenzó a escribir sobre Inglaterra: por venir de lejos y llevar a su patria cultural unos ojos nuevos y asombrados, habituados a los paisajes de su patria física, les presenta a los ingleses su propio país con un acento desconocido y los matices de observación que sólo pueden provenir de un extranjero''.
La biografía de Alicia Jurado mereció este comentario del presidente de la Academia Argentina de Letras, don Bernardo Canal Feijóo en 1972: "Su Hudson, lo tengo por el mejor estudio que conozco sobre aquel singular genio''. Sin duda alguna, a un siglo de distancia de su muerte, aniversario que pasó casi en el silencio, podemos decir que su obra es el mejor monumento a la memoria de ese personaje singular, cuyo espíritu continúa acompañándonos cada vez que algún lector recorra sus maravillosas páginas. La Prensa
No hay comentarios.:
Publicar un comentario