jueves, 7 de octubre de 2010

Propuesta del 4 de agosto como el día del naturalista en la Argentina

Por Ricardo Barbetti

Lo esencial de ser naturalista es conocer, entender y respetar la naturaleza, lo silvestre, lo indomado, lo no domesticado ni esclavizado por la humanidad moderna.


Es una forma de libertad. Y de humildad verdadera ante la naturaleza.


Es algo tan antiguo como el ser humano. Es instintivo, espontáneo. Es primitivo, pero en el mejor sentido de la palabra, significa pureza, verdad, lo genuino.

Un naturalista de verdad es Hudson. Otro es Rumboll. Hay otros. En este momento no quiero hacer una lista, con riesgo de ser injusto por no incluir a algunos.


Las reglas que hay en todo esto son elásticas, flexibles, vivientes, no son inventos humanos, surgen de la realidad de la naturaleza, no están escritas.


Se hace con todo el ser y con los ojos, el oído, el olfato, las manos y los pies, a veces una lupa o prismáticos.


Lo mas importante es observar con atención, con admiración, asombro, hasta éxtasis.


No es ser biólogo, que tiene valor y da resultados importantes, pero

en la biología el centro del interés está casi siempre en la actividad humana, tener título, tener un laboratorio con aparatos y máquinas de tecnología "de punta", publicar “papers”, ser un universitario. Hacer muchas mediciones y estadísticas.

En general, todo está definido por reglas rígidas.


Hay muchas veces ambición, competencia, celos, envidia, lucha mezquina por el poder y el prestigio y el dinero, politiquerías, desprecio por los que no tienen título. Hay excepciones a todo esto, creo que no muchas.


Una vez José María Gallardo me dijo que le parecía absurdo que alguien diga "soy biólogo", porque primero se es un ser humano, después se puede estudiar biología.


Me parece una reflexión muy acertada.


Agradezco responder.

Ricardo Barbetti




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