sábado, 13 de agosto de 2022

El centenario de Guillermo Enrique Hudson-Nota en el diario Clarín por Rubén Ravera

 

Clarín
Rubén Ravera

Guillermo Enrique Hudson nació en la Argentina el 4 de agosto de 1841. Hoy su Solar Natal en la localidad de Florencio Varela es un activo "museo histórico" dependiente del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires que recibe público local e internacional y custodia el paisaje original y auténtico que el gran naturalista y escritor bonaerense describió en la narración autobiografía de su niñez y adolescencia " Allá Lejos y Hace Tiempo".

Este argentino que vivió pasados sus treinta y dos años en la pampa prístina y soledosa del siglo XIX transcurrió su madurez y vejez en el Reino Unido, donde falleció el 18 de agosto de 1922 habiendo escrito en idioma ingles una monumental obra literaria y científica.. Pero ¿cual fue el aporte medular de Hudson a lo largo de su vida?

En primer plano están sus obras completas que constan de veinticuatro tomos que abordan el ensayo riguroso de "historia natural", como se denominaba a la biología en esos tiempos y los trabajos de ficción con extraordinarias novelas y cuentos. Pero esa semblanza no alcanza para mensurar su obra que abarcó lo institucional como directivo de la Real Sociedad de Protección de Aves de Londres y su lucha por la defensa de la naturaleza .

En este sentido la RSPB como entidad inspiró el estudio de los pájaros en todo el mundo y como consecuencia fue creada en Argentina la "Ornitológica del Plata" (actual Aves Argentinas) de la que fué Presidente Honorario a la distancia en 1916. Pero insisto, Hudson fue mucho más que un "ornitólogo de campo" como se lo ha conocido habitualmente.

Su contribución a lo que hoy entendemos como ecología y equilibrio ambiental fue un interés permanente en su prédica adelantándose por décadas a la mayoría de los naturalistas y ensayistas de su época y del siglo XX. Por ese motivo creo que el devenir del tiempo, antes que tornar perecederas o provisionales sus ideas, lo consolidarán como un pensador que "construyó" un "corpus" ideológico a favor de los seres humanos de hoy y del futuro.

En esta perspectiva sus palabras han sido pioneras y proféticas. Y su valor radica en la conjunción de "su" arte y "su" pensamiento científico que combinan estética, emoción y rigor conceptual.

Es por ello que este centenario debería ser un punto de inflexión en la mirada que tenemos sobre su obra y figura. Transformar los relatos gauchescos, las descripciones de época, las narraciones históricas y las detalladas biografías de pájaros y animales en una reflexión que a futuro nos de pistas y señales para diseñar el derrotero que la humanidad debe elegir para preservar y restaurar el desorden que vive la biosfera planetaria.

Quizás ese sea el rol protagónico y definitivo que le tiene reservado la historia. Es decir, la evolución de la figura de Hudson y su proficua tarea en ariete para la solución del cambio climático y todas las consecuencias que traerá aparejado si no se toman las decisiones correctas en materia de política ambiental.

Quiero agradecer por este motivo a todos los admiradores de la obra de Hudson de todo el mundo que han hecho foco en esta fecha y que se convocará el 18 de agosto en el museo de Florencio Varela, y el 23 de agosto y 9 de septiembre en la Biblioteca Nacional con una exposición y mesa redonda.

Estos eventos brindarán a los argentinos el aliciente para releer las páginas de "El Ombú", "el Naturalista en el Plata", "Días de Ocio en la Patagonia" y tantos otros libros. Y al mismo tiempo facilitar la posibilidad de pensar, en sintonía con el viejo Hudson, nuevas miradas a favor de la "madre tierra" por el bien de todos y todas.

Rubén Ravera es Director del Museo Hudson.

No hay comentarios.: