jueves, 19 de marzo de 2009

Traducción de un artículo por Lorenza Colman: NAPOLEON BONAPARTE CONTRASTES DE UNA CENTURIA EN LOS METODOS MILITARES, CAMPAÑAS, Y LIDERES DURANTE LA G

Lorenza Colman comparte con nosotros la siguiente traducción de un artículo del New York Times del año 1915:




NAPOLEON BONAPARTE

CONTRASTES DE UNA CENTURIA EN LOS METODOS MILITARES, CAMPAÑAS, Y LIDERES DURANTE LA GUERRA EUROPEA



NAPOLEON EN EL TRABAJO, por el Cnel. Vachée, traducido por G. Frederic Lees; Ilustrado. Adama & Charles Black. $ 2.- New York, MacMillan

EL DECLIVE Y CAIDA DE NAPOLEON, por Field Marshal Viscount Wolseley; tercera edición, ilustrada. Lippincott. $ 1.25

NAPOLEON El HOMBRE , William Henry Hudson. Ilustrado. Thomas Y Crowell Company. $ 1.25

LA HISTORIA DE LA VIDA DE NAPOLEON, por Wayne Whipple, ilustrado. The Century Co. $ 2.80

LA VIDA DE NAPOLEON, Mayor Griffiths, ilustrado. Lippincott’s. $ 1.75



La mitad del mundo civilizado está en guerra y la otra mitad no puede ayudar y se pone a observarlo. Es natural que la inundación de libros sobre Napoleón Bonaparte la cual nunca parece disminuir, continuaría sin disminuir volúmenes. . Aun así, nada trae a casa claramente el cambio en el arte íntegro de la guerra, más que leyendo de las semanas de las trincheras de luchas del Yser al recuento de una de estas campañas de hace una centuria. Cien años atrás Napoleón Bonaparte había sido superado en el más abrillante de todos sus esfuerzos en tierra extrañamente familiar para los lectores de periódicos de hoydia. Cien años atrás el había trazado en el Elba su desesperado intento de revertir los decretos del destino., y ahora, casi cada condición bajo la cual el peleó, es revolucionada y las dificultades a la que tenía que enfrentarse, ha sido reemplazadas totalmente por otras nuevas

Tomemos por ejemplo, la cuestión de la adquisición de la información concerniente a los movimientos del enemigo, la “perforación de la niebla de la guerra” de la cual ha sido escrito tanto. Ahora los aeroplanos -a menos que realmente exista niebla-, pueden indicar al comandante en qué lugar preciso se encuentra la concentración del enemigo en progreso y puede detectar la posición exacta de sus baterías. Col. Vachèe, en su estudio interesante de “Napoleón en el Trabajo”, en el que ha establecido los métodos con los cuales el ha dirigido su armada en la marcha y en el campo de batalla, como los que muestra cuando fue forzado a ir torpe e ignorando casi completamente el lugar donde se encontraban las principales fuerzas de su enemigo.

Cuando ganó la Batalla de Jena, en realidad él ignoraba que su real objetivo debería haber sido Auerstadt, y si él hubiera tenido una décima de la cantidad de información hoy a disposición de los comandantes en los campos Grouchy nunca hubiera cometido su error fatal en la campaña de Waterloo, y su evento hubiera sido diferente Y vemos entonces a Napoleón poniendo extrema presión para la captura de los prisioneros, quienes tienen que ser rígidamente examinados y presentados ante él en la sede principal para nuevos interrogatorios, y de allí recabar las informaciones pertinentes al país de travesía así como la disposición del ejército enemigo.

Otro punto de diferencia que Col. Vachèe lleva a cabo puede ser considerado como el resultado de las idiosincrasias de Napoleón más que las necesidades de su época. Hoy el comandante en jefe da a sus subordinados una idea general tanto de su objetivo y plan, como sus órdenes individuales. Napoleón guardó en oscuridad, inclusive a sus mariscales. Ellos eran ordenados a hacer ciertas cosas o a proceder a un determinado lugar. A menudo, a últimos minutos se les impartían direcciones como a la hora en que marcharían y el lugar donde sus divisiones acamparían, pero no se les decían las razones por la cual debían cumplir dichas ordenes ni qué debían esperar de los generales con los cuales debían cooperar para conseguir los logros. Ni siquiera el mariscal Berthier, a través de quien Napoleón impartió sus órdenes, nunca se aventuró a asumir que los entendía. Fue la arrogancia de Napoleón que lo llevó a adoptar estos métodos, y siempre y cuando tuviera la fortaleza física para soportar el inmenso esfuerzo intelectual que semejante control total implicaba, y siempre y cuando pudiera mantener el prestigio de infalibilidad, desde el punto de vista militar había mucho que decir de su absoluta centralización de autoridad., pero, desde la campana en Russia en adelante, comenzó a mostrar signos de falla de su fuerza inagotable se debió a extraños ataques de letargo, tanto que su éxito como comandante comenzó a disminuir.

Lord Weslesley, ha mostrado que el mismo no tenia reputación de importancia como general, en su “Decline and Fall of Napoleón” al dar la más alta apreciación del Emperador por su maravillosa campaña defensiva en Francia en 1814, él critica severamente sus movimientos en “Los Cien Días” y declara que, si Wellington y Blucher hubieran tenido en frente de ellos a Napoleón de Austerlitz, debieron haber sido inevitablemente vencidos. La estrategia de ellos había fallado enormemente, pero la enfermedad mortal del Emperador cayó sobre él, y se sentó por horas durante la crisis de Waterloo sin impartir orden.

Ni las páginas menos interesantes del Cnel. Vachées tratan del sistema deliberado de Napoleón construido para ganar la devoción de su armada.

Cada uno ha escuchado el poder que tuvo sobre su “Grande Armée”, de los gritos: “Vive L’Empereur!” mientras re reponía de su enfermedad, o el fervor con el que sus veteranos le dieron de bienvenida a su regreso del Elba. Cada uno también sabia del esplendor de la recompensa que acumuló a costa de sus mariscales, la fortuna principesca, los títulos de nobleza y aún los reinados. Parece casi lastimoso dejar de lado el velo y ver cómo deliberadamente todo fue llevado a cabo.

Los mariscales con sus opulencias y sus dignidades temblaban, porque sabían que solo eran marionetas útiles antes los ojos de Napoleón. La Legion de Honor fue meramente un dispositivo habilidoso para erigir una nueva nobleza asociada solamente con el nuevo régimen. Las distinciones otorgadas a los soldados antiguos en las filas fueron muy bien calculadas como para producir un efecto de compañerismo totalmente espurio. Si alguna vez Napoleón tomó el fusil de un centinela dormido y conservo la vigilia al cual el traiciono, fue hecho –dice el Cnel. Vachée- simplemente para captar la fantasía de los soldados en un momento crítico. Había algo repelente acerca de los métodos que él adoptó para asegurarse de reconocer en el momento correcto durante el desfile a los veteranos que él deseaba pretender recordar.

Los rasgos personales del Emperador también son expresados en “Napoleón: El Hombre” de W. H. Hudson y Wayne Whipples :Historia de la Vida de Napoleón”.



El Sr. Hudson, al escribir un sketch de la maravillosa carrera del Emperador ha tratado de conservar lo más alejado posible de las vidas estereotipadas de las cuales aparecen en abundancia. El ha buscado con considerable éxito en sus primeras páginas para dar imagen al pobre muchachito de Córsega luchando contra los estragos de la pobreza y aún después de obtener el rango de General de Brigada tan desesperado por su futuro en Francia como soñar unirse al servicio militar turco. El ha puesto de manifiesto el amor de la familia, lo cual fue uno de los pocos rasgos positivos de Napoleón, y ha tratado ampliamente sus relaciones con Josephine quien no le ha pagado con la misma devoción, deuda amorosa que habrá sido saldada entre ellos en el Juicio Final. Pero, así como el emperador emerge, el hombre desaparece.

Más intimas observaciones de la vida de la corte imperial se encuentra en el trabajo de Whipples. Esta obra está construida sobre un plan inusual: el autor ha cotejado un gran número de literaturas sobre Napoleón y tomando un párrafo acá y otro párrafo allá los ha ido hilando juntos en forma de narración bastante continua. Métodos como este tiene ventajas particulares en presentar características personales de un hombre y de las pequeñas cosas con las que iluminan su carrera.

Por otro lado, tal “historia de vida” de un género pre-digerido es indudablemente de fácil lectura, la que liderará al lector aficionado en horas ociosas de una página a la siguiente. Lo que no es satisfactorio en este caso es cuando se compromete en tratar la parte seria de sus logros, y es imposible concebir una clara idea de cualquiera de sus campañas o de su diplomacia magistral, extrayendo porciones de libros de muchos y discrepantes escritores.

Para aquellos estudiantes serios sobre la vida de Napoleón, a pesar de que él desea tratar la mera superficie de su historia, sería mejor leer el libro “Vida de Napoleón” escrita por el Alcalde Arthur Griffiths, el que en 434 páginas da un buen resumen general de lo que el Emperador intentó y consiguió y presenta su carrera integral; después de leer este libro, el lector puede saltar a leer cualquiera de los otros libros discutidos aquí, de acuerdo a su interés de aprender más sobre la personalidad de Napoleón, su estrategia o sus métodos de trabajo diario.



THE NEW YORK TIMES

Publicado: Enero 3 de 1915

Copyright The New York Times


Traducción:


Lorenza Colman

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