Salpicado por suaves lomas, y en un entorno ecológico incomparable. Se yerguen, casi intactas algo mas de 50 hectáreas de esta reserva natural que aún conserva un preciado patrimonio cultural, histórico y autóctono de la "Pampa Argentina".
A solo treinta kilómetros de Buenos Aires, y en una zona que aún conserva las pinceladas iniciales de la creación, se encuentra el parque ecológico y cultural Guillermo Enrique Hudson. Dentro del mismo se halla en excelentes condiciones la casa natal del escritor y naturalista argentino Guillermo enrique Hudson.
El edificio construido a fines del siglo XVIII, alberga en la actualidad un museo evocativo, en el que se explica y describe la vida y obra del naturalista bonaerense.
Su entorno, rico en talares y pastizales, se ha convertido en una reserva ecológica de mas de cincuenta hectáreas de extensión. Todo en su conjunto, coincide con las descripciones que de su infancia Hudson realizó en su autobiografía.
"Allá lejos y hace tiempo"(1918). Todavía sobreviven algunos de los veinticinco ombúes que le dieron nombre al lugar, y descendiendo la barranca contigua a la casa, se puede contemplar aún las aguas del arroyo (Las Conchitas), en cuyos juncales nidifican y conviven mas de un centenar de especies de aves. La ornitofauna de la región fue descrita por Hudson en sus casi treinta libros y muy especialmente en su fundamental obra ornitológica "Aves del Plata" (1920).
Hoy, el parque se encuentra en un proceso de continua expansión de sus actividades. Las de mayor importancia giran en torno a la puesta en valor del paisaje Hudsoniano (uno de los patrimonios de mayor relevancia que conserva el lugar).
La idea es evitar que se deterioren los elementos que permiten reconstruir los pensamientos de Hudson, en el mismo sitio de su nacimiento, ocurrido el 4 de Agosto de 1841, cuando todo aquello era pampa y soledad.
UN LUGAR EN EL MUNDO
El arroyo Las Conchitas, que atraviesa el parque Hudson y desemboca en el Río de la Plata, sirve de corredor biológico, al permitir el ingreso a través del río, de semillas, peces y aves que van formando un ecosistema de inigualable valor biológico. Es precisamente en esta región donde se encuentra el último reducto de bosque y selva subtropical más austral del mundo.
UNA HISTORICA Y BELLA GEOGRAFIA
El parque, está en medio del campo rodeado de bosque y río, aún viven pájaros y animales silvestres. Se calcula que tan sólo de aves existen más de cien especies. El terreno se encuentra salpicado por suaves lomas, de manera que no puede decirse que el paisaje sea estrictamente pampeano, cuyo horizonte se extiende sin límites. Pero la similitud con los campos ingleses ha favorecido el asentamiento de inmigrantes de esas tierras.
El museo, se encuentra en el centro de un predio de casi cuatrocientas hectáreas, que ha sido designado como reserva natural.
Cuando los padres de Hudson vinieron desde los Estados Unidos, compraron un campo de alrededor de cuatrocientas hectáreas que coincide en la actualidad con el de esta reserva.
El parque y sus regiones naturales:
En el parque se encuentran cuatro ambientes naturales bien definidos: El arroyo y su zona inmediata de influencia, el pastizal pampeano, el bosque de talas y el monte; un talar modificado, invadido por especies exóticas traídas de otras partes del mundo.
Por Roberto Tassano Tomado de Buenos Aires Books
 Comentario aparecido en el site de la Fundación Vida Silvestra Argentina
La casa del gran escritor
Por casualidad llega a nuestras manos un libro de Guillermo Enrique Hudson. Este naturalista autor de más de treinta ensayos y novelas representa para la naturaleza pampeana, lo que José Hernández para el gaucho. Gracias a estos dos escritores podemos hacernos una idea de cómo era el hombre y el paisaje argentino en el pasado. Con "La tierra Purpúrea" bajo el brazo nos preparamos para conocer el escenario de algunos de estos relatos y llegarnos hasta el partido de Florencio Varela, donde la casa natal de Hudson convertida en Parque Ecológico y Cultural nos empieza a revelar algunos secretos. El Rancho de los "25 ombúes" es un paraje alejado del partido y no todos los vecinos lo reconocen como un punto de referencia. Luego de algunos vueltas llegamos al sitio donde no resulta extraño encontrarse en las inmediaciones de la precaria vivienda administrativa con un grupo de turistas japoneses, ya que "Allá lejos y hace tiempo" la novela autobiografica de Hudson se estudia como lectura obligatoria en las escuelas primarias de Japón. Un rancho rural pampeano del siglo XIX destaca por su sencillez, sin embargo la Casa-museo, llama la atención por algunos detalles como sus tejas de alerce y su mantenimiento, detenido en el tiempo. Otro libro, "Un naturalista en el Plata" se revive al acercarnos al arroyo "Las conchitas" y divisar una bandada de tordos que lo atraviesan. Un poco más allá dos halcones blancos revolotean sobre la planicie en busca de ratones. El escenario nos lleva a olvidar el trajín que significo la ruta camino a la Plata y el bullicio de los autos en la lejanía. Podemos hacer mentalmente un viaje al pasado y descansando bajo un molino, observar la llanura Ðen apariencia- infinita que dio origen a las estancias agrícola-ganaderas que hicieron grande a esta Nación. La combinación de cultura y naturaleza no resulta un "cóctel" fácil de encontrar en muchos sitios. El parque Hudson nos lo brinda hasta emborracharnos, de la mano de sus guías especializados. Marcelo nos "acerca" literalmente las distintas aves a través de un poderoso catalejo que fue cedido por la embajada de Japón y que nos permite reconocer y casi "colocar al alcance de la mano" a las distintas especies. Con "Aves del Plata", el libro de Hudson como guía en la mano, zorzales, calandrias y federales, se presentan en la pluma del escritor. Pero la evocación no se queda en un simple recuerdo del pasado, como en cualquier otro museo, el mensaje ambiental de Hudson se revive en la casa-oficina realizada con materiales que permiten un aislamiento térmico adecuado para conservar la energía y junto a la huerta orgánica y la biblioteca especializada son una puesta al día del mensaje ambiental del homenajeado. El impresionante ombú de más de 100 años que sirve de "paraguas" contra el sol y de obligada mesa para el mate, nos está invita a regresar algún otro domingo para que bajo su sombra leamos alguna nueva historia escrita por este enamorado de las aves, que partió de su país a la edad de 33 años en busca de un futuro mejor, como muchos lo están haciendo hoy. Años después desde Londres escribiría "Tengo el corazón enfermo de ausencia... mi verdadera vida termino cuando deje la pampa" y recordaría este paisaje en cada una de sus obras. Hoy a la sombra de su casa, lo recordamos a él y a su mensaje.
 Artículo publicado en el diario La Nación(Argentina) sobre el Museo Hudson Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/770493
En Florencio Varela, un noble rancho y más que 25 ombúes
El Museo Hudson y una reserva ecológica digna de conocer
El rancho de Los 25 Ombúes, en Florencio Varela, es el mismo en el que nació Guillermo Enrique Hudson en 1841. Tres cuartos en hilera, con paredes gruesas de adobe, que se mantiene fresco en verano y cálido en invierno. Así lo conocieron sus padres norteamericanos porque está en pie desde los tiempos de la Colonia. Lo compraron a Tristán Nuño Valdés, cuñado de Juan Manuel de Rosas, que allí tenía un puesto de estancia. No sabían español, pero la madre, Carolina Augusta Klimbe, trajo quinientos libros de buena literatura, incluido Shakespeare. Eligieron la zona por los vecinos que hablaban su idioma, aunque de una estancia a otra había muchas leguas. El paisaje es el mismo, con dos arroyos que van serpenteando por pajonales donde aparecen garzas y cigüeñas. Se podría pescar porque los peces confirman que el agua no está contaminada. Han vuelto para hacer su nido churrinches, chorlos, aguiluchos langosteros que conviven con los estables: halconcitos, aguiluchos carpinteros, espineros, y un rico etcétera para safaris fotográficos. Nada los molesta en este arboretum, colección de árboles con fines educativos, didácticos, científicos, que es un muestrario del nordeste de la provincia de Buenos Aires. Hay chañares, acacias, saúcos, ceibos, algarrobo blanco, espinillos, timbo-puitá, sombra de toro, peje y el taruma o espino de bañado, que se conoce como el árbol de Hudson porque protagoniza uno de sus relatos. Visitar la reserva es meterse en la pampa con el mismo asombro de aquel muchacho criado a campo abierto. Compañero de ruta del futuro Martín Fierro. Que parecía débil por lo alto, delgado y desgarbado porque en un arreo de ganado adquirió una fiebre reumática que hizo temer por su vida. Vivió 81 años, dejando una obra formidable como escritor y naturalista con alma de ecologista cuando no se hablaba de medio ambiente. Aumenta el placer leer cualquiera de sus obras: Naturalista del Plata, Días de ocio en la Patagonia, Mansiones verdes. Es un requisito útil, pero no obligatorio ya que podemos disfrutarlo igual a libro cerrado. Es una postal, en vivo y en directo, de Allá lejos y hace tiempo que no necesita traducción. Llegar es fácil
Es un milagro que el Parque y Museo Guillermo E. Hudson, monumento histórico provincial declarado Reserva Natural de Uso Múltiple se haya resguardado y restaurado manteniendo su entorno. En eso tiene mucho que ver Violeta Shinya (1910-2003), sobrina nieta de Hudson e hija de Yoshio Shinya, el primer inmigrante japonés que vino de polizón en la Fragata Sarmiento. Es otra historia para ser contada porque fueron japoneses los coproductores de este paraíso (la palabra más adecuada). Uno puede llegar por la vieja ruta a Mar del Plata, avenida Mitre, luego Calchaquí, y doblar a la derecha al pasar el puente de Bosques a la altura del km 30,500. Se toma por la calle Luján hasta que termina, unas 30 cuadras, y luego la avenida Hudson con carteles de papel fijados en las columnas que nos llevan hasta la entrada. Otro camino es la Autopista del Sudeste que empalma con la ruta 2. No baje por la salida Hudson porque ése es el pueblo y está lejos de la reserva. Hágalo por Gutiérrez en la Rotonda de Alpargatas. Y luego retroceda tres semáforos por la ruta hasta el mismo puente de Bosques. Es más fácil de hacer que de explicar. Está abierta de miércoles a domingo, de 10 a 18, con guías especializados, telescopios y binoculares. Consulte por el 15 5 575 0379 o en http://museohudson.gov.ar/ , también por e-mail: museohudson#yahoo.com.ar. Por Horacio de Dios horaciodedios@fibertel.com.ar
 A escasos 25 Km. de la Capital Federal, Florencio Varela puede brindar una zona donde el medio ambiente aún no ha sido deteriorado. Tal es el caso del Parque Ecológico Guillermo E. Hudson, un sitio donde se encuentra el "hábitat pampeano" en un estado casi natural. Allí, el talar y los ombúes (con una edad estimada en más de doscientos años) son parte del atractivo que se complementa con el Arroyo Las Conchitas, el cual en su naciente aún no está contaminado.
Del mismo modo, la figura y la obra de Guillermo Hudson cobran en la actualidad una notable revitalización debido, principalmente, a sus investigaciones y descripciones de la naturaleza y el medio ambiente. La región ofrece, casi por milagro, un aspecto similar al que ha tenido quizás por siglos. Su flora permite apreciar como era la pampa antes de los cambios provocados por el hombre. Podemos observar al ombú, el monte de talas, las frutillas silvestres que tapizan el suelo, su topografía irregular acentuada por su diferente vegetación, arriba los cardos, sobre el arroyo los juncales, espacios que tan bien nos describiera Hudson en sus obras. Análogamente la fauna trata de sobrevivir y en tan pocas hectáreas se refugian más de cien especies de aves, juntamente con el arroyo están íntimamente ligados al ecosistema que anhelamos conservar. El predio custodia el casco de la estanzuela "Los 25 Ombúes" que de acuerdo a lo que se cree fue edificado en la segunda mitad del siglo XVIII. Sus muros son tan antiguos como los del Cabildo de Buenos Aires.
Esta construcción data del año 1750 Av. Hudson y Calle 1356
Declarado de Interés Municipal por Ordenanza 3509/95
Declarado como Reserva Natural por Ley Si quiere saber como llegar al Parque Hudson. Tomado de la página de la Municipalidad de Florencio Varela
 Los días de visita son los sábados, domingos y feriados. De miércoles a viernes la atención es sólo a grupos (con turno previo) y solamente con los guías del Parque. Los turnos se deben pedir con anticipación, especialmente durante la primavera al 15-4061-8963 ó al 15-5575-0379. Los fines de semana se puede llamar al (02229) 49-7314 Para llegar al parque Hudson se puede hacer por autopista hasta rotonda Alpargatas. De allí retomar hacia el norte y doblar a la izquierda antes de subir el puente Bosques (avenida Luján-avenida Hudson). Desde estación de trenes de Florencio Varela, colectivo 324, ramal 2 El Pato (bajar dos cuadras antes del arroyo Davidson), o colectivo línea 500 ramal 8 L (bajar al término del recorrido).
 La Municipalidad de Florencio Varela informa que el distrito fue sede del cierre del quinto seminario de Turismo Activo que se inició en el hotel Bauen de Capital Federal el martes último. Los paneles y actividades finales, dirigidas a medio centenar de asistentes, se llevaron a cabo en el Museo Guillermo Enrique Hudson de la zona rural varelense. “En Florencio Varela, los agentes de viajes, operadores, observadores de naturaleza, estudiantes y docentes de turismo, apreciaron una modalidad de turismo que se hace con gran participación del visitante en ambientes naturales”, explicó Jorge Lucero uno de los coordinadores de las dos jornadas. El especialista en turismo coincidió con los asistentes en que la casa natal del naturalista fue el sitio ideal para hacer el cierre del seminario. “Elegimos un lugar fantástico como este, muy cercano a la Capital Federal para llevar a la práctica lo que charlamos en la primera jornada. Es decir, ir al terreno para no quedarnos en la tiza y el pizarrón o el power point”, expresó. Todo el artículo.
|