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sábado, 17 de enero de 2009

Del rancho viejo a la gran ciudad-Aparecido en el suplemento El Viajero de El País de España


Adentrarse a través de la obra Allá lejos y tiempo atrás (El Acantilado, Barcelona, 2004) en el maravilloso mundo recreado por el naturalista y escritor argentino Guillermo Enrique Hudson (1841-1922) supone toda una experiencia para el viajero irredento que desecha las tarjetas postales. La obra del escritor nacido en Quilmes (hoy, la localidad Florencio Varela) es una excelente guía turística para conocer la tierra de la Pampa y los adoquines de Buenos Aires, dos universos fantásticos de Argentina.

Hudson vivió 81 años y dejó una obra formidable como naturalista y escritor en una época en la que no se hablaba de medio ambiente. Viajar de su mano significa recorrer rutas salvajes, vivificando todos nuestros sentidos y ampliando -como si, en lugar de un libro, se tratara de una poderosa lente de aumento- los detalles ínfimos y las raíces más profundas de ese otro mar verde que es la Pampa.

La visita a la Reserva Natural Guillermo Enrique Hudson, situada en Florencio Varela, a 23 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires, permite distinguir vestigios del pasado, como las especies de árboles y los pastizales autóctonos que poblaban la zona en tiempos del escritor. El rancho de Los 25 Ombúes es el mismo en el que nació Hudson: tres cuartos en hilera, con gruesas paredes de adobe. El paisaje también es idéntico, con dos arroyos llenos de peces y pajonales donde aparecen garzas y cigüeñas.

Allí pasó su infancia el naturalista, rodeado de un ámbito campestre de absoluta libertad. Recorrer el parque, con el libro entre las manos, permite percibir el aroma de la tierra mojada, tierra feliz que así celebraba el paso de esas voraces y estrepitosas tormentas de rayos, viento pampero y gruesas gotas cuyo rastro aún puede encontrarse en el otoño porteño. También se puede escuchar el canto de pájaros como el del chorlito chillón o el del jilguero que pululaban por los mataderos. Apartando la maleza pampeana, Hudson nos descubre que tras ella siempre es posible encontrar "nubes de mariposas rojas, negras, amarillas y blancas revoloteando alrededor de florecillas azuladas".

Sin embargo, viajar es también hacerlo a la historia: Allá lejos y tiempo atrás propone un vivificante recorrido por las calles de Buenos Aires, a la que Hudson acudía con sus ojos asombrados de que su fama de ser la "Atenas de Suramérica" no coincidiera con tanto ruido, hedor y muerte, en la época en que Juan Manuel de Rosas gobernaba con puño de hierro desde su palacio del barrio de Palermo, situado a escasas manzanas de la casa porteña de la familia Hudson, y donde actualmente se encuentra el parque y el lago del Rosedal, lugar casi totémico al que acuden en masa los estudiantes a celebrar el día de la primavera y del amor.

Urbanitas del presente

De la tierra al adoquín, del caballo al automóvil, de allá lejos a aquí bien cerca, un sano ejercicio turístico para el visitante supondría rastrear en el barrio de Palermo del presente la herencia de aquellos urbanitas que fascinaron a Hudson. El mendigo, por ejemplo, que, ciego de hambre, golpeaba la puerta de su casa para suplicar comida al amparo de su saludo invocante de María Purísima, transmutado hoy en el cartonero que recorre el rico barrio tirando de un carro improvisado como si no hubiera tenido más remedio que metamorfosearse en sufrida bestia de carga; o el policía, sin ir más lejos, que por línea directa recibió de su homólogo del siglo XIX grosería y malas formas como herramientas para imponer su autoridad.

Pero, sin duda, el ejercicio más lúdico para el viajero irredento consistiría en entrar con el libro de Hudson a cualquier "pulpería", establecimientos que hoy reciben el extraño nombre de "bares" y que se acumulan, uno al lado del otro, uno encima del otro, por la avenida de Santa Fe, arteria principal de Palermo muy cercana al Rosedal, y por las calles de Serrano, Armenia o Thames, que parecen desembocar en la avenida como ríos, y donde preciosas plazas coronan la jactanciosa belleza del barrio.

Una vez en el bar, el "juego" consiste en conversar con los parroquianos allí reunidos para tirarles de la lengua, para sonsacarles sutil y educadamente qué es lo que creen haber heredado de sus parientes lejanos, o no tan lejanos, que desde hace más de cinco siglos han ayudado a construir y a derribar, tal vez a partes iguales, ese hermoso país de realidad bífida que tan maravillosamente dibujó el pincel literario de Guillermo E. Hudson, y que es llamado habitualmente Argentina.

» Pablo Nacach (Buenos Aires, 1969) es autor de Máscaras sociales (Debate, 2008).









Guía




Cómo ir

» Iberia (902 40 05 00; www.iberia.com) vuela directo de Madrid a Buenos Aires. Ida y vuelta, desde 1.075 euros.

» Aerolíneas Argentinas (900 95 57 47; www.aerolineasargentinas.es), desde 898 euros.

» Air Comet (900 99 54 99; www.aircomet.com), por 620.

» Air Europa (902 40 15 01; www.aireuropa.com), desde 868 euros.

Información

» Turismo de Argentina en Madrid (www.turismo.gov.ar; 915 63 56 97).

» Turismo de la ciudad de Buenos Aires (www.bue.gov.ar) y de la provincia (www.probairesturismo.gba.gov.ar).

» Parque y Museo Histórico Guillermo Enrique Hudson.

Calle 1356 (El Zaino) y avenida de Hudson, s/n. (00 542 229 49 73 14; http://museohudson.gov.ar). Abierto de miércoles a domingos, de 10.00 a 18.00.





miércoles, 28 de mayo de 2008

MINITURISMO PARA CHICOS-Artículo de Página 12



La Reserva Natural Hudson :

Luego de visitar el zoológico, aquellos que estén con auto pueden completar la tarde en la Reserva Natural Guillermo Hudson, creada para preservar los últimos relictos de la vegetación autóctona bonaerense. Para llegar se debe cruzar la vía del tren y tomar la avenida Hudson hasta el 5800 y doblar a la derecha. El primer dato a tener en cuenta es que hay que arribar antes de las 16 horas, cuando comienza la última visita guiada. Recorrer el lugar con un guía resulta fundamental para poder distinguir las diferentes especies de árboles y pastizales autóctonos, que a simple vista pueden parecer todos más o menos iguales.

El guía y encargado de la reserva, Carlos Sawicki, nos acompaña por los distintos sectores, empezando por el casco histórico de lo que fue la estanzuela Los 25 Ombúes, de la cual sólo queda un rancho del siglo XVIII, restaurado y declarado monumento histórico en 1929. Allí nació en 1841 Guillermo Enrique Hudson, el naturalista que escribió 24 libros relatando sus recuerdos de la infancia y su juventud en las pampas durante la segunda mitad del siglo XIX. Además de su obra literaria, Hudson es reconocido por libros de ornitología como Aves del Plata y Pájaros de la Ciudad y la Aldea. En el viejo rancho hay un pequeño museo en su honor.

El paso siguiente es recorrer un incipiente Arboretum donde se han plantado diversas especies autóctonas como la taruma, la anacahuita, el sombra de toro (con sus hojas romboidales), el espinillo y el sauco. Luego, un sendero descendiente nos conduce por un barranco para ingresar en el típico pastizal de la estepa oriental pampeana, llena de flechillas, carquejas, plumerillos y retamas. El guía, con vista de lince, descubre algunas de las 147 especies de aves de la reserva y nos va señalando una por una sus características. Hasta que finalmente llegamos al arroyo Las Conchitas, con su correspondiente humedal a cada costado, abarrotado de juncos, totoras y espadañas. En el arroyo, numerosos biguás negros se asolean junto a un puente de madera y en algunos senderos los cuices corretean a 10 metros delante nuestro.

En el extremo opuesto al arroyo hay un ecotono muy particular que alberga un denso bosque xerófilo en galería, con árboles de 16 metros de altura que no dejan pasar la luz solar. Al ingresar, el ambiente se oscurece de repente, y divisamos las especies de árboles predominantes, algunas con el tallo cubierto de plantas trepadoras. Los pilares de este bosque son la acacia, el paraíso, el ligustro y el tala. A un costado se encuentran dos ombúes centenarios y un tala denominado “abuelo”, de 400 años de saludable vida. A la salida nos espera una merecida merienda con el mejor pan casero de la zona –recién salido del horno– resultado del taller de panificación que se ofrece a los chicos en la reserva los domingos por la tarde.

Fuente Página 12 Turismo, 5 de mayo de 2002.


lunes, 5 de mayo de 2008

SOS Tierra 08 / Mariana Marquez / Municipalidad de Quilmes

SOS Tierra 08 / Mariana Marquez / Municipalidad de Quilmes


lunes, 15 de octubre de 2007

Cicloturismo en el Parque (Turismo en bicicleta)

ALEJANDRO TUMANOFF
25 de Mayo de 2002

En 1910, con la apertura del ramal Bosques - Berazategui del Ferrocarril Sud, inició su actividad la estacion Ranelagh, constituyendo una estación intermedia de doble vía. La localidad nació como un suburbio residencial al sur de la Capital, a principios de siglo. Hasta allí nos dirigimos nueve cicloturistas para iniciar esta travesia.
 
La estación posee varios elementos componentes: el edificio de pasajeros, los abrigos, la cabina de señales y galpones, que se conservan actualmente sin cambios importantes y ademas una locomotora cedida por el Museo Nacional Ferroviario a la Asociación que mantiene y conserva la estación y su entorno.
Partimos de la estacion por la calle paralela a la via hasta el Club de Golf, el cual bordeamos atravezando un barrio de casas de fin de semana. Pasamos cerca de la estacion Sourigues, cruzamos el camino general Belgrano, luego hay unas cuadras de calle de tierra con casas mas modestas hasta llegar a la ruta 36, la cruzamos y continuamos por la Avenida Lujan. Estas cuadras son mas comerciales. Las casas cada vez se van haciendo mas humilde y proporcinalmente nuestro grupo se va compactando a modo preventivo. Mas adelante la calle se corta en la Avenida Guillermo Hudson la cual tomamos hacia la izquierda. Dos kilometros mas adelante un cartel nos indica a la derecha la entrada al Parque.
El parque "Guillermo Enrique Hudson" abarca el museo (su casa natal), donde vivió sus primeros años el eminente escritor, naturalista y autodidacta y su entorno natural  junto a varias hectáreas circundantes en las que actualmente se acuña un proyecto integral de conservación y educación. La estancia "Los 25 Ombues", donde el escritor nació el 4 de Agosto de 1841 y hoy forma parte de la Reserva, es rescatada del olvido en 1929 por el Dr. Fernando Pozzo, ferviente admirador de Hudson. Halla el rancho natal basandose en el libro que lo describe "Allá lejos y hace tiempo". En 1957, la Asociacion de Amigos logra crear el Museo y Parque evocativo Gulliermo Enrique Hudson y se inicia la restauracion  precaria del rancho (Monumento Historico de la pcia. de Bs.As.). El 6 de Diciembre de 2000 la Provincia sanciona la ley 12.584, en ella se la declara "Reserva Natural de Usos Multiples".
Iniciamos el recorrido, el sendero atraviesa un pequeño bosquecillo, cruzamos una calle e ingresamos en la denominada zona II, pasamos sector de pastizal pampeano, observamos el vivero y molino, la senda ahora baja hasta el Arroyo las Conchitas a cuyas orillas hay juncos y pajonales. Un puente peatonal en construccion indica la ampliacion futura del recorrido. Allí somos atendidos amablemente por personal del parque que nos da una charla explicativa.
De vuelta frente al rancho ahora nos recibe el guia del museo, nos relata apectos sobresalientes de la vida de Hudson mientras observamos los libros por él escritos, objetos, fotografias y muestrario de pajaros de la zona.
 
El Guia del Parque contandonos algunas leyendas de la zona
Luego de esta interesante visita, tan bien atendidos, partimos por una calle de tierra lateral hacia los fondos de la Reserva con destino a la ruta 53. Allí llegamos luego de preguntar ya que habiamos equivocado el camino. La zona es rural y levemente ondulada. Por la ruta y en fila india con viento a favor llegamos rapidamente al acceso a la Capilla de los Escoceses, frente la Club de Rugby Don Bosco. No hay carteles, asi que hay que ir atento. Ingresamos por un camino de unos 200 mts de tierra hasta llegar a la puerta de la Capilla.
En 1829 llegaron a la zona las primeras familias escocesas para tabajar la tierra, en 1850 aumentó la cantidad de inmigrantes, con lo cual surgió la idea de construir una capilla presbiteriana en la zona, ya que la unica se encontraba en la ciudad de Buenos Aires. Es así como 1854, en terrenos donados se coloca la piedra fundamental y un año despues se inaugura, funcionando hasta 1953. En la actualidad se encuentra totalmente deteriorada, una lastima.
Volvemos a la ruta y un poco mas adelante nos detenemos en el antiguo almacen y bar "El Tropezon". Allí en un sector lateral nos sentamos en el pasto a almorzar.
Terminamos de comer y Daniel y Omar se despiden ya que tienen que estar de vuelta temprano en La Boca. El resto continuamos pedaleando hacia el sur por la 53. El viento a favor nos lleva rapidamente hasta el cruce con la ruta 6 por la cual doblamos ahora rumbo a La Plata. Para conocer la estacion Gomez del acual estamos cerca hacemos un par de intentos por caminos de tierra vecinales pero estan intransitables, lo dejamos para otro viaje. Mas adelante, a unos 7 Km de haber tomado la ruta 6, cruzamos la via abandonada del ramal del ferrocarril Roca que unia Ringuelet con Brandsen. Enseguida todos arriba de la via a pedalear siempre con rumbo a La Plata. Esto, creo, es lo que nos gusta a casi todos, vias, puentes ferroviarios, etc. 
 
Por esta via llegamos a la Ruta 2, doblamos unos 300 mts. a la derecha y tomamos la ruta provincial 13, cruzamos Abasto, Melchor Romero y arribamos a La Plata, donde dimos una pequeña vuelta por el centro para luego dirigirnos a la estacion y tomar el tren de regreso a Constitucion. El total de la travesia fue de 80 Km. 



También nos visitó la agrupación Se nos salió la Cadena de Florencio Varela


Si quiere realizar una visita en bicicleta por el Parque, llámenos para coordinar y hacer su estadía más provechosa.




martes, 17 de julio de 2007

Comentario en Buenos Aires Books



Un lugar verde en el mundo



Salpicado por suaves lomas, y en un entorno ecológico incomparable. Se yerguen, casi intactas algo mas de 50 hectáreas de esta reserva natural que aún conserva un preciado patrimonio cultural, histórico y autóctono de la "Pampa Argentina".



A solo treinta kilómetros de Buenos Aires, y en una zona que aún conserva las pinceladas iniciales de la creación, se encuentra el parque ecológico y cultural Guillermo Enrique Hudson. Dentro del mismo se halla en excelentes condiciones la casa natal del escritor y naturalista argentino Guillermo enrique Hudson.


El edificio construido a fines del siglo XVIII, alberga en la actualidad un museo evocativo, en el que se explica y describe la vida y obra del naturalista bonaerense.


Su entorno, rico en talares y pastizales, se ha convertido en una reserva ecológica de mas de cincuenta hectáreas de extensión. Todo en su conjunto, coincide con las descripciones que de su infancia Hudson realizó en su autobiografía.


"Allá lejos y hace tiempo"(1918). Todavía sobreviven algunos de los veinticinco ombúes que le dieron nombre al lugar, y descendiendo la barranca contigua a la casa, se puede contemplar aún las aguas del arroyo (Las Conchitas), en cuyos juncales nidifican y conviven mas de un centenar de especies de aves. La ornitofauna de la región fue descrita por Hudson en sus casi treinta libros y muy especialmente en su fundamental obra ornitológica "Aves del Plata" (1920).


Hoy, el parque se encuentra en un proceso de continua expansión de sus actividades. Las de mayor importancia giran en torno a la puesta en valor del paisaje Hudsoniano (uno de los patrimonios de mayor relevancia que conserva el lugar).


La idea es evitar que se deterioren los elementos que permiten reconstruir los pensamientos de Hudson, en el mismo sitio de su nacimiento, ocurrido el 4 de Agosto de 1841, cuando todo aquello era pampa y soledad.



UN LUGAR EN EL MUNDO



El arroyo Las Conchitas, que atraviesa el parque Hudson y desemboca en el Río de la Plata, sirve de corredor biológico, al permitir el ingreso a través del río, de semillas, peces y aves que van formando un ecosistema de inigualable valor biológico. Es precisamente en esta región donde se encuentra el último reducto de bosque y selva subtropical más austral del mundo.



UNA HISTORICA Y BELLA GEOGRAFIA



El parque, está en medio del campo rodeado de bosque y río, aún viven pájaros y animales silvestres. Se calcula que tan sólo de aves existen más de cien especies. El terreno se encuentra salpicado por suaves lomas, de manera que no puede decirse que el paisaje sea estrictamente pampeano, cuyo horizonte se extiende sin límites. Pero la similitud con los campos ingleses ha favorecido el asentamiento de inmigrantes de esas tierras.


El museo, se encuentra en el centro de un predio de casi cuatrocientas hectáreas, que ha sido designado como reserva natural.


Cuando los padres de Hudson vinieron desde los Estados Unidos, compraron un campo de alrededor de cuatrocientas hectáreas que coincide en la actualidad con el de esta reserva.


El parque y sus regiones naturales:


En el parque se encuentran cuatro ambientes naturales bien definidos: El arroyo y su zona inmediata de influencia, el pastizal pampeano, el bosque de talas y el monte; un talar modificado, invadido por especies exóticas traídas de otras partes del mundo.


Por Roberto Tassano

Tomado de Buenos Aires Books


viernes, 29 de junio de 2007

Comentario de la Fundación Vida Silvestre Argentina


Comentario aparecido en el site de la Fundación Vida Silvestra Argentina

La casa del gran escritor

Por casualidad llega a nuestras manos un libro de Guillermo Enrique Hudson. Este naturalista autor de más de treinta ensayos y novelas representa para la naturaleza pampeana, lo que José Hernández para el gaucho. Gracias a estos dos escritores podemos hacernos una idea de cómo era el hombre y el paisaje argentino en el pasado. Con "La tierra Purpúrea" bajo el brazo nos preparamos para conocer el escenario de algunos de estos relatos y llegarnos hasta el partido de Florencio Varela, donde la casa natal de Hudson convertida en Parque Ecológico y Cultural nos empieza a revelar algunos secretos. El Rancho de los "25 ombúes" es un paraje alejado del partido y no todos los vecinos lo reconocen como un punto de referencia. Luego de algunos vueltas llegamos al sitio donde no resulta extraño encontrarse en las inmediaciones de la precaria vivienda administrativa con un grupo de turistas japoneses, ya que "Allá lejos y hace tiempo" la novela autobiografica de Hudson se estudia como lectura obligatoria en las escuelas primarias de Japón. Un rancho rural pampeano del siglo XIX destaca por su sencillez, sin embargo la Casa-museo, llama la atención por algunos detalles como sus tejas de alerce y su mantenimiento, detenido en el tiempo. Otro libro, "Un naturalista en el Plata" se revive al acercarnos al arroyo "Las conchitas" y divisar una bandada de tordos que lo atraviesan. Un poco más allá dos halcones blancos revolotean sobre la planicie en busca de ratones. El escenario nos lleva a olvidar el trajín que significo la ruta camino a la Plata y el bullicio de los autos en la lejanía. Podemos hacer mentalmente un viaje al pasado y descansando bajo un molino, observar la llanura Ðen apariencia- infinita que dio origen a las estancias agrícola-ganaderas que hicieron grande a esta Nación. La combinación de cultura y naturaleza no resulta un "cóctel" fácil de encontrar en muchos sitios. El parque Hudson nos lo brinda hasta emborracharnos, de la mano de sus guías especializados. Marcelo nos "acerca" literalmente las distintas aves a través de un poderoso catalejo que fue cedido por la embajada de Japón y que nos permite reconocer y casi "colocar al alcance de la mano" a las distintas especies. Con "Aves del Plata", el libro de Hudson como guía en la mano, zorzales, calandrias y federales, se presentan en la pluma del escritor. Pero la evocación no se queda en un simple recuerdo del pasado, como en cualquier otro museo, el mensaje ambiental de Hudson se revive en la casa-oficina realizada con materiales que permiten un aislamiento térmico adecuado para conservar la energía y junto a la huerta orgánica y la biblioteca especializada son una puesta al día del mensaje ambiental del homenajeado. El impresionante ombú de más de 100 años que sirve de "paraguas" contra el sol y de obligada mesa para el mate, nos está invita a regresar algún otro domingo para que bajo su sombra leamos alguna nueva historia escrita por este enamorado de las aves, que partió de su país a la edad de 33 años en busca de un futuro mejor, como muchos lo están haciendo hoy. Años después desde Londres escribiría
"Tengo el corazón enfermo de ausencia... mi verdadera vida termino cuando deje la pampa" y recordaría este paisaje en cada una de sus obras. Hoy a la sombra de su casa, lo recordamos a él y a su mensaje.



martes, 19 de junio de 2007

Nota publicada en el diario La Nación, Argentina

Artículo publicado en el diario La Nación(Argentina) sobre el Museo Hudson
Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/770493


En Florencio Varela, un noble rancho y más que 25 ombúes

El Museo Hudson y una reserva ecológica digna de conocer

El rancho de Los 25 Ombúes, en Florencio Varela, es el mismo en el que nació Guillermo Enrique Hudson en 1841. Tres cuartos en hilera, con paredes gruesas de adobe, que se mantiene fresco en verano y cálido en invierno. Así lo conocieron sus padres norteamericanos porque está en pie desde los tiempos de la Colonia.



Lo compraron a Tristán Nuño Valdés, cuñado de Juan Manuel de Rosas, que allí tenía un puesto de estancia. No sabían español, pero la madre, Carolina Augusta Klimbe, trajo quinientos libros de buena literatura, incluido Shakespeare. Eligieron la zona por los vecinos que hablaban su idioma, aunque de una estancia a otra había muchas leguas.



El paisaje es el mismo, con dos arroyos que van serpenteando por pajonales donde aparecen garzas y cigüeñas. Se podría pescar porque los peces confirman que el agua no está contaminada.



Han vuelto para hacer su nido churrinches, chorlos, aguiluchos langosteros que conviven con los estables: halconcitos, aguiluchos carpinteros, espineros, y un rico etcétera para safaris fotográficos.



Nada los molesta en este arboretum, colección de árboles con fines educativos, didácticos, científicos, que es un muestrario del nordeste de la provincia de Buenos Aires. Hay chañares, acacias, saúcos, ceibos, algarrobo blanco, espinillos, timbo-puitá, sombra de toro, peje y el taruma o espino de bañado, que se conoce como el árbol de Hudson porque protagoniza uno de sus relatos.



Visitar la reserva es meterse en la pampa con el mismo asombro de aquel muchacho criado a campo abierto. Compañero de ruta del futuro Martín Fierro. Que parecía débil por lo alto, delgado y desgarbado porque en un arreo de ganado adquirió una fiebre reumática que hizo temer por su vida. Vivió 81 años, dejando una obra formidable como escritor y naturalista con alma de ecologista cuando no se hablaba de medio ambiente.



Aumenta el placer leer cualquiera de sus obras: Naturalista del Plata, Días de ocio en la Patagonia, Mansiones verdes. Es un requisito útil, pero no obligatorio ya que podemos disfrutarlo igual a libro cerrado. Es una postal, en vivo y en directo, de Allá lejos y hace tiempo que no necesita traducción.



Llegar es fácil



Es un milagro que el Parque y Museo Guillermo E. Hudson, monumento histórico provincial declarado Reserva Natural de Uso Múltiple se haya resguardado y restaurado manteniendo su entorno.



En eso tiene mucho que ver Violeta Shinya (1910-2003), sobrina nieta de Hudson e hija de Yoshio Shinya, el primer inmigrante japonés que vino de polizón en la Fragata Sarmiento. Es otra historia para ser contada porque fueron japoneses los coproductores de este paraíso (la palabra más adecuada).



Uno puede llegar por la vieja ruta a Mar del Plata, avenida Mitre, luego Calchaquí, y doblar a la derecha al pasar el puente de Bosques a la altura del km 30,500. Se toma por la calle Luján hasta que termina, unas 30 cuadras, y luego la avenida Hudson con carteles de papel fijados en las columnas que nos llevan hasta la entrada. Otro camino es la Autopista del Sudeste que empalma con la ruta 2. No baje por la salida Hudson porque ése es el pueblo y está lejos de la reserva. Hágalo por Gutiérrez en la Rotonda de Alpargatas. Y luego retroceda tres semáforos por la ruta hasta el mismo puente de Bosques. Es más fácil de hacer que de explicar.



Está abierta de miércoles a domingo, de 10 a 18, con guías especializados, telescopios y binoculares. Consulte por el 15 5 575 0379 o en http://museohudson.gov.ar/ , también por e-mail: museohudson#yahoo.com.ar.



Por Horacio de Dios
horaciodedios@fibertel.com.ar

miércoles, 13 de junio de 2007

Atractivos del Parque Hudson


A escasos 25 Km. de la Capital Federal, Florencio Varela puede brindar una zona donde el medio ambiente aún no ha sido deteriorado.


Tal es el caso del Parque Ecológico Guillermo E.
Hudson,
un sitio donde se encuentra el "hábitat
pampeano" en un estado casi natural. Allí, el talar y los
ombúes (con una edad estimada en más de doscientos años)
son parte del atractivo que se complementa con el Arroyo Las Conchitas, el cual
en su naciente aún no está contaminado.

Del mismo modo, la figura y la obra de Guillermo Hudson cobran en la actualidad una notable revitalización debido, principalmente, a sus investigaciones y descripciones de la naturaleza y el medio ambiente.


La región ofrece, casi por milagro, un aspecto similar al que ha tenido quizás por siglos. Su flora permite apreciar como era la pampa antes de los cambios provocados por el hombre. Podemos observar al ombú, el monte de talas, las frutillas silvestres que tapizan el suelo, su topografía irregular acentuada por su diferente vegetación, arriba los cardos, sobre el arroyo los juncales, espacios
que tan bien nos describiera Hudson en sus obras. Análogamente la fauna
trata de sobrevivir y en tan pocas hectáreas se refugian más de
cien especies de aves, juntamente con el arroyo están íntimamente
ligados al ecosistema que anhelamos conservar.

El predio custodia el casco de la estanzuela "Los 25 Ombúes" que de acuerdo a lo que se cree fue edificado en la segunda mitad del siglo XVIII. Sus muros son tan antiguos como los del Cabildo de Buenos Aires.

Esta construcción data del año 1750


Av. Hudson y Calle 1356

Declarado de Interés Municipal por Ordenanza 3509/95

Declarado como Reserva Natural por Ley

Si quiere saber como llegar al Parque Hudson.


Tomado de la página de la Municipalidad de Florencio Varela

Turismo en el Parque Hudson

Los días de visita son los sábados, domingos y feriados. De miércoles a viernes la atención es sólo a grupos (con turno previo) y solamente con los guías del Parque.

Los turnos se deben pedir con anticipación, especialmente durante la primavera al 15-4061-8963 ó al 15-5575-0379.
Los fines de semana se puede llamar al (02229) 49-7314

Para llegar al parque Hudson se puede hacer por autopista hasta rotonda Alpargatas. De allí retomar hacia el norte y doblar a la izquierda antes de subir el puente Bosques (avenida Luján-avenida Hudson).

Desde estación de trenes de Florencio Varela, colectivo 324, ramal 2 El Pato (bajar dos cuadras antes del arroyo Davidson), o colectivo línea 500 ramal 8 L (bajar al término del recorrido).

SEMINARIO DE TURISMO EN EL MUSEO HUDSON

La Municipalidad de Florencio Varela informa que el distrito fue sede del cierre del quinto seminario de Turismo Activo que se inició en el hotel Bauen de Capital Federal el martes último. Los paneles y actividades finales, dirigidas a medio centenar de asistentes, se llevaron a cabo en el Museo Guillermo Enrique Hudson de la zona rural varelense.

“En Florencio Varela, los agentes de viajes, operadores, observadores de naturaleza, estudiantes y docentes de turismo, apreciaron una modalidad de turismo que se hace con gran participación del visitante en ambientes naturales”, explicó Jorge Lucero uno de los coordinadores de las dos jornadas.

El especialista en turismo coincidió con los asistentes en que la casa natal del naturalista fue el sitio ideal para hacer el cierre del seminario.

“Elegimos un lugar fantástico como este, muy cercano a la Capital Federal para llevar a la práctica lo que charlamos en la primera jornada. Es decir, ir al terreno para no quedarnos en la tiza y el pizarrón o el power point”, expresó.

Todo el artículo.