viernes, 29 de junio de 2007

El mundo maravilloso de Guillermo Enrique Hudson

"Lo fantástico"
Autor Ezequiel Martinez Estrada

¡Con qué naturalidad surge de lo real lo fantástico en la obra de Hudson! Muchas veces es difícil trazar la línea divisoria entre el mundo de las cosas y el de las visiones, el de los fenómenos registrados dentro de las leyes establecidas, por hechos bien clasificados, y el que a sus márgenes agrupa fenómenos en una masa informe de acontecimientos excluidos de toda investigación seria. Hudson habla siempre de cosas y seres ciertos, pero nunca puestos sobre una mesa para examinarlos en una autopsia. La onda de vida que de ellos parte se propaga indefinidamente en un mar de vida circundante y comprendemos que todo es maravilloso y milagroso; hasta nosotros mismos nos contagiamos de esa devoción de belleza y nos asombra encontrarnos partícipes de un bien que poseíamos y desconocíamos. Efectivamente, la realidad, la monótona realidad de todos los días, una flor, un guijarro, una hormiga son portentos para adorar de hinojos. Al final del capítulo IV de Una Cierva en el Richmond Park se pregunta: “¿Qué podemos decir de esto sino que es inexplicable?” Algo vagamente consciente, fuerza o principio propio de la naturaleza que, si se la observa atentamente, nos da la certidumbre de lo sobrenatural. Se puede explicar y se ha tratado de explicarlo de mil maneras, sin que se lo pueda aislar ni definir, infuso en los organismos animales y vegetales, en cada una de sus células tanto como en sus agrupaciones, y que no se puede nombrar porque se lo ignora.

Todo se encadena y se entrelaza y son visiones de un mundo terrenal maravilloso las que sus ojos contemplan y con otros sentidos percibe, sin que la imagen conjunta de esas impresiones configuren ninguna idea racional. La impresión que sus obras nos comunica, no porque se lo proponga deliberadamente “sino porque también él clama por luz en las tinieblas”, es la de islas bien exploradas pero con habitantes que hablan lenguas desconocidas, emergiendo del océano; y que señalándonos las particularidades de las cosas nos mantuvieran suspensos en la inminencia de un milagro o de una revelación que no acaba de producirse.

Es en las descripciones y en los relatos más sencillos y comunes, con seres, personas y hechos familiares a todos, donde él ve un matiz, un relámpago de lo sobrenatural iluminándolo sin deformarlo. Regularmente lo que percibe queda registrado como una especie de exaltación de sus sentidos en un amoroso éxtasis, perfectamente sano y normal, que en nosotros que no tenemos el hábito de lo prodigioso ni la fortaleza de su espíritu, se nos bisela en una irisación fantástica, no percibida antes, pero que intuíamos latente faltándole sólo hacerse manifiesta y expresarse. El naturalista no puede reprocharle que se evada de los límites estrictamente lícitos de la observación objetiva, ni que agregue a la realidad un plus de imaginación o de fantasía. Lo que se atribuye a un plus que el poeta o el artista adscriben a la realidad está efectivamente en ella cuando se alcanza a distinguir en su rostro una fisonomía más que una efigie. Las cosas son como él las contempla, como él las retrata, pero por dentro de ellas circula una energía misteriosa; en sus formas y expresiones vibra un élan trascendental, que él torna perceptible y sentimos que la revelación integral que a él le debemos ni la ciencia ni nosotros mismos habíamos podido revelámosla. Es un ejercicio cotidiano de más de siete décadas —además de su genio y de sus condiciones de honrado observador— lo que opera esas revelaciones; y aquí la palabra debe ser entendida y aceptada tanto en su acepción mística como la más común que determina la aparición de la imagen sobre la placa fotográfica.

Pero ¿qué es lo real de la realidad? Ahora se inclina humildemente el sabio a admitir que sea lo que antes se entendía por atributos y cualidades secundarias o accesorias y adjetivas. ¡Los nóumenos de una realidad sólida y litografiada para siempre serían lo ilusorio! Y esas apariencias que tienen como garantía la percepción bruta de los sentidos ¿por qué habían de tener menos consistencia que las cosas en sí, fantasmagorías a su vez de la razón? Por primera vez Dostoiewsky hizo tangible, por decirlo así, la inexorablemente rígida armazón de lo absurdo. El primer hombre que comprendió el mensaje secreto de un orden desordenado en la naturaleza y en la vida del hombre, fue Demetrio Karamazoff. Oyéndolo razonar, y con una lógica hasta entonces nunca oída, Hipólito Kirillovitch, el fiscal que acusa a Smerdiakoff exclama, confundido por el nuevo torbellín en que los hechos se agitan: “Señores: dejemos aparte la psicología, dejémonos de ciencia médica, prescindamos de la lógica, volvamos los ojos a la realidad y veamos lo que la realidad nos dice” (Los Hermanos Karamazoff, parte IV, libro 12, cap. 8). Demetrio, que estaba acorralado entre burócratas blindados en su sano juicio, comprendía que lo verdaderamente fantástico era la realidad, no toda en grande, sino ese fragmento que había tenido que vivir en los últimos días. Chestov encontró para calificar esa visión de lo sobrenatural en lo natural a que tantas veces aludió Hudson, como la que tienen los ojos del Ángel de la Muerte. Tras la muerte del hombre terreno (y esto ocurre no una sola sino varias veces en una vida vigilante) los ojos adquieren esa visión ultrapenetrante. Hudson la cobró en su viaje a la Patagonia, y es distinta de la visión de lo trascendental en lo real que tuvo en sus primeros años. Y sólo en su obra póstuma se aventura a dar libre curso a preocupaciones de setenta años, como hizo Goethe, ya seguro de que había asistido a un espectáculo de magia, donde la naturaleza había expuesto ante él verdaderos milagros surgidos todos de su seno, inagotable y diariamente, sin toque de varita, y con el deber de conciencia de una confesión in extremis. Su concepto de lo sobrenatural se inscribe en lo natural; sus cuentos fantásticos están elaborados con la misma destreza con que Andersen y Kipling manejaron esta peligrosa materia literaria, en que Conrad y Henry James hicieron incursiones felices. El Ombú a este respecto debe considerarse un cuento realista sin más elemento sobrenatural que una superchería; mas no así El Niño Diablo. Es aquí como en Mansiones Verdes, donde esa prodigiosa habilidad de Hudson de superponer a la realidad una como reverberación de lo fantástico alcanza su más alto punto. Está dentro de la técnica de Rudyard Kipling pero mucho más dentro de la técnica todavía más fina y destilada de Conrad, para quien el mar y el cielo conjugan una realidad delirante que se percibe con los ojos bien abiertos, cuyos elementos son los mismos de la realidad más controlable por los sentidos comunes y por el sentido común. La misma, en fin, de los capitanes de barcos mercantes y de carga que gobernaban sus barcos con derrotero fijo y los arribaban en fechas precisas.
En El Niño Diablo, este muchacho posee facultades insólitas, adquiridas en su vida de cautivo en las tolderías de los indios, y eso es todo. Posee no una magia de adivinos o hechiceros, sino hábitos y formas de ser y de vivir de otra realidad más primaria en que las notas que la expresan componen un juego muy distinto que el del hombre civilizado.

Se trata a menudo de facultades sobre o infrahumanas como las que siempre ansió él poseer y de las que jamás se disuadió de que no estaba dotado, como tampoco los demás seres vivientes. Lo fantástico formaba parte integrante de su concepto de lo real. No era algo que le estuviese añadido, superpuesto, era lo real mismo en su cabal expresión de sí. Hay en Pájaros de la Ciudad y de la Aldea una digresión de carácter fantástico, que le es sugerida por el canto del torcecuello. Aquí es una fantasía en el sentido que damos a la palabra cuando se aplica a la literatura de ficción; mas es algo enteramente distinto. Es uno de los pasajes más impresionantes de la imaginación imprevisible de Hudson, pero no una ocurrencia sino uno de los más supremos esfuerzos que ha realizado para transmitimos la impresión de esa unidad de vida que en la naturaleza es una de sus propiedades, y que se diversifica y se reviste de infinitas apariencias —el velo de Maya—, animando a cada ser con una partícula de la misma calidad y esencia. El canto del torcecuello comienza como un reclamo vulgar y gradualmente se parece más y cada vez más a una risa que se vierte muy lejos prolongada y resonante. Una risa sin alegría, ni unción, ni humanidad: seca, mecánica, como si un instrumento musical de cobre o de madera, que no tiene vida, prorrumpiese a reír. Imagina entonces que un niño ha tenido la trágica revelación de que morir es el destino de todo ser, y le espanta advertir que en la aldea todos viven indiferentes a ese destino, comiendo, bebiendo, durmiendo, sin despertar un momento siquiera para comprender la belleza gloriosa del mundo y sin responder con su alegría al júbilo eterno de la naturaleza. Decide entonces apartarse del trato de sus semejantes, esconderse en la espesura, y alimentarse de hojas y de frutos silvestres. Allí estaba cuando alguien —no sabría decir quién, gitana o bruja— lo encontró en su escondite de hojarasca, defendido por ramas espinosas. Al ver su rostro escuálido vuelto hacia el cielo y la ansiedad de hambre reflejada en él, se compadeció. De suceder así, no hubo de ser ninguna persona maligna, sino más bien un espíritu brotado del suelo, o algún anacoreta muy viejo, de los que pasan su vida procurando descifrar los enigmas de la naturaleza. Le habló al niño de los poderes inmensos que la naturaleza encierra en su seno, de la virtud resplandeciente que se oculta en todas las cosas y que si uno se fija bien puede descubrirla, como cuando uno se acerca a mirar los tornasoles de una gota de lluvia. Le dijo también que lo que vive siempre y jamás se extingue, es el espíritu, y que con la muerte se deja un cuerpo que se deshace para entrar a animar otro que se forma. Era posible, asimismo, prolongar la propia vida indefinidamente, como las serpientes y las tortugas. La hormiga posee, le dijo, un ácido que da la clarividencia y la vida perdurable, pero tendría que conformarse con no comer otro alimento que hormigas. Y mientras se alimentara de hormigas la muerte no llegaría hasta él. Con avidez se arrojó el niño a un hormiguero próximo y comenzó a devorar insectos, hasta que sintió que caminaban por las paredes de su estómago y que, enloquecidas por no poder escapar, le mordían el interior de su cuerpo, hasta las entrañas, buscando salida. Prosiguió muchos días devorando hormigas —tal era su ansia de vivir—, y al poco tiempo se enfermó, quedándose tan flaco que parecía un esqueleto que no podía andar sino arrastrarse. Solamente quedaron intactos sus ojos, que contemplaban cada día más hermosos el verdor de la tierra y el azul del cielo. Poco a poco, habituándose al alimento, consiguió caminar y encaramarse en los árboles para mirar desde lejos la aldea que había abandonado. No tenía recuerdos ni pesares y sólo pensaba en las hormigas, que llegó a considerar manjar exquisito. Cuando estos cambios se operaron en él comenzó a producir su efecto mágico el ácido y sus fuerzas aumentaron en desproporción a su cuerpo, que es lo que sucede a las hormigas. Y también poco a poco todo su ser experimentó una extraña metamorfosis, cuerpo y alma; pues olvidó el lenguaje y los cantos y las manos se le convirtieron en zarpas. Sólo conservó su risa que le sobrevenía de pronto y sin razón al estar tendido al sol y sentir una grande e inmotivada alegría. Su risa, sí, se proyectaba a lo lejos, prolongada y resonante. Al oír ese sonido sin ver a quien lo producía, imaginó Hudson un hombre diminuto, flaco, gris, cubierto el cuerpo con un manto de vistosos colores, que él mismo habría tejido de algún sedoso y tenue material, y un gorro apretado en su cabeza, terminando en forma puntiaguda, con una pluma blanca y negra. Debajo del gorro una cara chiquita, pálida, seca, con nariz afilada, los labios rígidos y sus ojos redondos, brillantes y asustados.

Pero éste es un aspecto derivado hacia la literatura de imaginación en la obra de Hudson, de lo que él sentía como un “mundo” maravilloso en el salvaje y en los animales, reflejo a su vez de otra de las muchas formas de pensamiento en la naturaleza. Se ha de distinguir de lo fantástico tradicional que predomina en los cuentos infantiles, por ejemplo, y que utiliza para el final del cuento Marta Riquelme. El cuento que he glosado antes y éste, difieren en la calidad de lo fantástico aun dentro de una misma tesitura. Del mismo tipo de este último hay cuatro cuentos en La Tierra Purpúrea, relatados por cuatro peones para quienes no hay deslindes entre el prodigio y la más grosera realidad terrestre, pero cuando Richard Lamb pretende contar lo que ha visto positivamente en Londres, la ciudad como es, entonces todos se niegan a escucharlo, pues habían prometido contar cuentos reales y el inglés intenta hacerles creer lo imposible. Es una escena de gran significado para juzgar de lo sobrenatural en la concepción de la naturaleza y de la confusión que en las mentes existe acerca de lo sobrenatural. Aquello que para los narradores, que no conocen sino la vida semisalvaje del campo, es lógico y comprensible (todos los suyos son cuentos prodigiosos), configura lo que hoy llamamos “la mentalidad primitiva”. Pero la mente del primitivo es, además de lo que han descrito los etnólogos, el receptáculo más sensible del animal irracional, y el animal irracional percibe por sus sentidos muchísimo más afinados, fenómenos que apenas son sensibles para nosotros, y sin interferencias del raciocinio técnico, ni de las asociaciones subconscientes con que condicionamos, reforzamos y ordenamos en un cosmos el caos real. Además, el hombre primitivo no sabe expresarse para que lo entendamos y nos parece tan absurdo como nosotros a él. En esta línea de confidencias, recuerda Hudson que se aterran como sí vieran duendes, y admite que es bastante probable que los vean, dado que hay duendes animales y humanos, como hay telepatía entre unos y otros, únicamente que tendríamos que decir que los ven con el olfato. El duende es sólo un olor aterrador por experiencia o tradición, que el olfato capta a pesar de ser un órgano primario que ha perdido en muchísimas especies su función de relacionar al individuo con notas de una realidad usurpada por el ojo y el oído. Una Cierva en el Richmond Park no es la rehabilitación del mundo de los instintos y de la mente del hombre primitivo, como lo estudiaron Boas, Levy-Brühl, Malinowski y tantos otros, sino el aporte de datos nuevos de su experiencia que harían más comprensible ese tipo de mentalidad. Entre esos instintos que comunican al ser con lo que entendemos por fantástico —vías clandestinas de acceso a una intuición de esencias de la realidad—, sin que lo sea, están el de la orientación, uno de cuyos derivados es la migración de los animales, en masa o individualmente, y en particular de las aves. Como este instinto hay otros muchos, más o menos cegados en el hombre plenamente consciente. Porque la inteligencia es, por función propia, destructora de misterios, y como su misión vital ha sido en los orígenes liberarnos del terror, se satisface cuanto más profundamente sepulta lo que no entiende. Pero entre el cielo y la tierra, decía Hamlet, hay muchas cosas que no comprende la filosofía.



Tomado de esta página.



Algunos de los libros que se mencionan en el ensayo los puede descargar de nuestras páginas:


  • Para corregir, esto quiere decir mejorarle el formato y corregir los errores del escaneo están:

    • Una cierva en el Richmond Park

    • Pájaros de una aldea


    Si quiere corregirlos y así mejorar el acervo de libros de Hudson existentes acá verá como hacerlo.


    Es probable que se me haya escapado algún otro libro que menciona Estrada en su ensayo, si es así, avíseme por favor a:
    enviolibros#gmail.com
    Reemplace # por@


    Comentario de la Fundación Vida Silvestre Argentina


    Comentario aparecido en el site de la Fundación Vida Silvestra Argentina

    La casa del gran escritor

    Por casualidad llega a nuestras manos un libro de Guillermo Enrique Hudson. Este naturalista autor de más de treinta ensayos y novelas representa para la naturaleza pampeana, lo que José Hernández para el gaucho. Gracias a estos dos escritores podemos hacernos una idea de cómo era el hombre y el paisaje argentino en el pasado. Con "La tierra Purpúrea" bajo el brazo nos preparamos para conocer el escenario de algunos de estos relatos y llegarnos hasta el partido de Florencio Varela, donde la casa natal de Hudson convertida en Parque Ecológico y Cultural nos empieza a revelar algunos secretos. El Rancho de los "25 ombúes" es un paraje alejado del partido y no todos los vecinos lo reconocen como un punto de referencia. Luego de algunos vueltas llegamos al sitio donde no resulta extraño encontrarse en las inmediaciones de la precaria vivienda administrativa con un grupo de turistas japoneses, ya que "Allá lejos y hace tiempo" la novela autobiografica de Hudson se estudia como lectura obligatoria en las escuelas primarias de Japón. Un rancho rural pampeano del siglo XIX destaca por su sencillez, sin embargo la Casa-museo, llama la atención por algunos detalles como sus tejas de alerce y su mantenimiento, detenido en el tiempo. Otro libro, "Un naturalista en el Plata" se revive al acercarnos al arroyo "Las conchitas" y divisar una bandada de tordos que lo atraviesan. Un poco más allá dos halcones blancos revolotean sobre la planicie en busca de ratones. El escenario nos lleva a olvidar el trajín que significo la ruta camino a la Plata y el bullicio de los autos en la lejanía. Podemos hacer mentalmente un viaje al pasado y descansando bajo un molino, observar la llanura Ðen apariencia- infinita que dio origen a las estancias agrícola-ganaderas que hicieron grande a esta Nación. La combinación de cultura y naturaleza no resulta un "cóctel" fácil de encontrar en muchos sitios. El parque Hudson nos lo brinda hasta emborracharnos, de la mano de sus guías especializados. Marcelo nos "acerca" literalmente las distintas aves a través de un poderoso catalejo que fue cedido por la embajada de Japón y que nos permite reconocer y casi "colocar al alcance de la mano" a las distintas especies. Con "Aves del Plata", el libro de Hudson como guía en la mano, zorzales, calandrias y federales, se presentan en la pluma del escritor. Pero la evocación no se queda en un simple recuerdo del pasado, como en cualquier otro museo, el mensaje ambiental de Hudson se revive en la casa-oficina realizada con materiales que permiten un aislamiento térmico adecuado para conservar la energía y junto a la huerta orgánica y la biblioteca especializada son una puesta al día del mensaje ambiental del homenajeado. El impresionante ombú de más de 100 años que sirve de "paraguas" contra el sol y de obligada mesa para el mate, nos está invita a regresar algún otro domingo para que bajo su sombra leamos alguna nueva historia escrita por este enamorado de las aves, que partió de su país a la edad de 33 años en busca de un futuro mejor, como muchos lo están haciendo hoy. Años después desde Londres escribiría
    "Tengo el corazón enfermo de ausencia... mi verdadera vida termino cuando deje la pampa" y recordaría este paisaje en cada una de sus obras. Hoy a la sombra de su casa, lo recordamos a él y a su mensaje.



    El Mundo Maravilloso de Guillermo Enrique Hudson

    Código:
    8963

    Título:
    Em um país onde o outro sou eu: o naturalismo místico de William Henry Hudson, entre indivíduo e cultura

    Natureza:
    Pesquisa

    Descrição:

    Este projeto corresponde a uma expansão de um dos módulos de "Teoria e práxis do dialogismo na narrativa hispano-americana do século XX", que atualmente integra o projeto INTERTEXTO, registrado no SIGMA e no Diretório de Grupos de Pesquisa do CNPq em 2002.Meu interesse pela obra de William Henry Hudson (Argentina-Inglaterra; 1841-1922) teve origem no estudo das relações formais e temáticas entre ensaio e ficção em Ezequiel Martínez Estrada. As linhas mestras do presente projeto formaram-se no decorrer de minha análise do conto "Marta Riquelme" (Curso "Conto Hispano-Americano 1", Fac. Letras UFRJ 2000), quando enfatizei a influência de W. H. Hudson neste relato, uma vez que "Marta Riquelme" é também título de um dos contos de Tales Of The Pampas - The Ombú And Other Stories, cuja dialética homem/natureza, individuo/coletividade serviria a Martínez Estrada como ponto de referência para a revisão crítica da dicotomia civilização x barbárie no contexto histórico-cultural argentino. Com El Mundo Maravilloso de Guillermo Enrique Hudson (1951) Martinez Estrada reconheceria definitivamente a importância do autor, ressaltando aspectos ainda pouco estimados em sua obra, como a prevalência da fantasia sobre a observação objetiva, mesmo nas obras de Hudson consideradas "científicas". Outros aspectos da literatura de Hudson atraíram a atenção de Martinez Estrada, sobretudo o olhar utópico duplamente lançado sobre o espaço rural e urbano no momento crucial em que a modernização das sociedades exigiam, como observou Raymond Williams (The Country and the City), a escolha entre os valores do passado e as promessas do futuro. A Argentina rememorada por Hudson em suas obras funda-se sobre as bases simbólicas de uma escritura naturalista que induz ao questionamento dos próprios conceitos de civilização e cultura, e que, ao mesmo tempo, engendra um espaço privilegiado no qual natureza e sociedade, ciência e imaginação dialogam harmonicamente à procura de uma nova racionalidade capaz de conferir sentido ao mundo. É portanto necessário situar a produção literária de Hudson no contexto histórico-cultural da época e local onde foi concebida, para aí identificar os substratos ideológicos que a compõem e legitimam. Partindo da análise de A Crystal Age e Far Away And Long Ago, procuro destacar os principais temas filosóficos e literários que integraram o processo criador de Hudson, concedendo especial atenção às relações - nem sempre harmônicas - entre ciência e arte no entorno cultural Vitoriano, sutilmente discutidas pelo autor em sua autobiografia. Da exaltação do animismo em Thomas Traherne à crítica de sua ausência em Alexander Pope, passando pela leitura de Charles Darwin através das lentes do primitivismo sensual de Richard Jefferies, a influência Vitoriana em Hudson se desenha em matizes singulares que acabam por posicionar o autor na tênue fronteira entre o Romantismo e o Realismo. São precisamente as "intromissões" das múltiplas e variadas leituras que Hudson acumulou ao longo dos anos, desde sua adolescência, o fator mais decisivo para a transformação, em suas obras, da perspectiva cientificista que impulsionou o pensamento intelectual de sua época. Muitas dessas leituras, fartamente mencionadas em Far Away And Long Ago, contribuiram ainda para alterar, no nível eminentemente estético, determinadas vertentes narrativas privilegiadas na literatura Vitoriana, como a autobiografia, as memórias de infância e os relatos de viagens. Hudson adotaria todas estas modalidades, fazendo interpenetrarem-se os diversos níveis da auto-representação em manifestações discursivas híbridas, nas quais a percepção da natureza - e, conseqüentemente, da alteridade - é filtrada, como em Vaughan e Wordsworth e no transcendentalismo de Aksakov, por um subjetivismo de expressão mística.
    Se deseja descarregar o livro Marta Riquelme em espanhol


    Noé Jitrik habla sobre Allá lejos y hace tiempo....

    "Si los textos autobiográficos suelen venir no de una experiencias sin mediaciones sino de otros textos, ¿Atardeceres tiene alguna genealogía? Hacia el final del libro aparece Guillermo Enrique Hudson.

    –Hudson es un fetiche para mí. No es que lo lea todo el tiempo. Lo descubrí cuando era estudiante y era un objeto de admiración: me parecía tan fresco, tan bello lo que había escrito, que cuando leí el libro de Martínez Estrada sobre él compartí sus sentimientos.
    Una de las escenas más patéticas de la vida de Hudson es cuando escribió Allá lejos y hace tiempo. Estaba enfermo, afiebrado, se había quedado viudo de una bruja –quizá no lo fuera tanto– y comenzaron a aparecer sus recuerdos de infancia.
    A eso, Martínez Estrada lo relata con un efecto dramático que a mí me trajo resonancias que me hicieron querer recuperar para mí también ese período que parecía tragado por el tiempo. Yo también tengo 70 años o más, pensé, como cuando Hudson escribió Allá lejos y hace tiempo. Claro que ya había habido como disparador un viaje a Rivera junto a Fernando Ulloa, su mujer y la mía, Tununa. Allí me encontré con el primer libro que leí, pero no una edición cualquiera sino la misma, en la biblioteca del pueblo. Todo el resto estaba cambiado, por supuesto


    martes, 26 de junio de 2007

    lunes, 25 de junio de 2007

    NARRANDO LOS MÁRGENES : HUDSON Y THE PURPLE LAND


    Realizado en Montevideo, Uruguay el 23-25 DE JUNIO DE 2004
    Ya en 1925, Jorge Luis Borges había calificado este relato del "gran Hudson" de "novela primordial del criollismo", y en 1941, volvió a abundar en el elogio de los diversos "aciertos" de lo que consideraba como uno "de los muy pocos libros felices que hay en la tierra". Pero más allá de los obvios atractivos de una trama en la que se suceden aventuras y amores sorprendentes, los dos artículos subrayan con agudeza el sentido final del recorrido del protagonista. Su viaje iniciático lo lleva, en efecto, nada menos que a una inversión radical del clásico esquema sarmientino según el cual la "civilización" debe luchar por imponerse a la "barbarie". Bajo diversas figuraciones en sus demás novelas, a la menor ocasión en sus textos de naturalista, repetidas veces en su correspondencia privada, Hudson ahonda en la tesis que vertebraba las peripecias de su primera novela, es decir, en su reivindicación de la denostada "barbarie", y en su decidido rechazo al culto del Progreso impuesto por lo que, en una carta, llamó la "odiosa y maldita civilización europea", cuyo paso arrollador y destructivo se hacía ya nítido para él en el ámbito rioplatense, en el último cuarto del siglo XIX. De esta manera, The purple land va decididamente a contrapelo de la inmensa mayoría de la "ciudad letrada" latinoamericana de la época, proponiendo un punto de vista extraordinariamente original, y por otra parte muy consonante, no está de más señalarlo, con diversos planteos y reconsideraciones de nuestro propio tiempo....
    Lamentablemente no están en línea las conclusiones del evento....Si alguien las encuentra y quiere enviárnoslas nuestra dirección: enviolibros#gmail.com (reemplace # por arroba)


    Enlaces sobre el Museo Hudson


    viernes, 22 de junio de 2007

    Arte en el Museo Hudson

    Si desea realizar alguna instalación o muestra de arte en el Museo Hudson, contáctese con nosotros.

    Instalações no Parque Hudson



    "AIRE" instalación cum performance de Clemente Padín, en S.O.S.

    Tierra II, en el Parque Hudson, Buenos Aires, Argentina, Abril, 2006



    jueves, 21 de junio de 2007

    Posición del Museo Hudson usando Google Maps


      Antecedentes, Generalidades y Descripción Básica



      Artículo que salió en la página:

      http://www.ambiente-ecologico.com/revist60/caroli60.htm


      Por Carolina A. Salem Bersais
      Analista en Contaminación Analista Ecológico

      El parque G. E. Hudson está ubicado en Av. Hudson a 7 km de la Estación de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, Argentina.

      El parque abarca el museo (su casa natal, que lleva el mismo nombre), donde vivió sus primeros años el eminente escritor, naturalista y autodidacta y su entorno natural, convirtiéndose en un reservorio invalorable donde puede observarse la dinámica natural en pleno funcionamiento, junto a varias hectáreas circundantes en las que actualmente se acuña un proyecto integral de conservación y educación, dentro del marco conceptual del desarrollo sostenible.

      Este escritor nació el 4 de Agosto de 1841 en la estancia "Los 25 ombúes", actual partido de Florencio Varela. A esta estancia, Hudson la inmortalizó en su obra escrita en 1918 "Allá lejos y hace tiempo". Escribió alrededor de 30 libros, combinando ciencia y folklore, dejando un importante legado científico y literario y contribuyendo al conocimiento de la pampa húmeda bonaerense, su gente, costumbres y fundamentalmente de sus vida autóctona.

      Precursor de la protección de aves, realizó estudios, primero cazándolas y luego enviándolas a Estados Unidos para que las identificaran.

      En 1874, a la edad de 33 años se estableció definitivamente en Inglaterra, debido a tres motivos : rechazo a la colonización y depredación sistemática de los recursos naturales de la zona, difusión de su obra, buscando una cura a su enfermedad.

      En 1929, Fernando Pozzo, admirador de Hudson, descubre la citada zona. En 1957, la provincia de Buenos Aires la declara "Monumento Histórico".

      En 1958, comienza a funcionar este Monumento Histórico al mando de la sobrina del escritor y quien actualmente vive.

      En 1985, asume como Director Rubén Ravera, quien aún permanece en dicho cargo. Se inicia la gestión de la Asociación de Amigos del Museo Guillermo Enrique Hudson, para comprar tierras con motivos estratégicos :

      • Escasa población de la zona,
      • Entrada poco accesible y
      • Bajo valor de las tierras (ya que se considera como zona semirural).


      En 1991, a través de los lectores de Hudson provenientes del Japón y el embajador de ese país, la "Suntory Fundation." canalizó una donación en base a tres subsidios para comprar el resto de las hectáreas.

      En un lapso de diez años, el área protegida pasó de cuatro hectáreas a cincuenticinco hectáreas.

      Con respecto a su dominio podemos mencionar que es mixto, o sea que cuatro hectáreas pertenecen a la Dirección de Museos, Sitios y Lugares Históricos (Ministerio de Educación), y el resto es propiedad de la Asociación de Amigos del Museo.

      El ente administrador es la Asociación de Amigos.

      La Municipalidad de Florencio Varela ha declarado este lugar como "Area de Interés Municipal", no obstante actualmente se está gestionando para que se declare Reserva de Interés Provincial.

      Se pueden observar ambientes tales como el sotobosque, talares autóctonos, pastizal pampeano y un arroyo donde numerosas especies de aves, peces, anfibios y reptiles se refugian encontrando alimento y nidificación. Se han determinado hasta el momento, nueve especies de mamíferos, once de reptiles, siete de anfibios, y veinte especies de peces. En cuanto a la flora, hay determinadas ciento trece especies, además de las especies introducidas de la Selva Ribereña, con alto valor biológico por provenir de la zona selvática subtropical.

      Distribución de ambientes que se reproducen dentro del parque:

      • Dominio Amazónico, Provincia Paranaense, Distrito de las Selvas Mixtas, Selva en Galería de la Ribera del Río de la Plata y el Delta.
      • Dominio Chaqueño, Provincia del Espinal, Distrito del Algarrobo, Subdistrito del Tala.
      • Pastizal Pampeano, caracterizado por gramíneas y compuestas. El Pastizal se encuentra matizado con isletas de talas, que por otra parte posee gran resistencia y valor biológico, ya que atrae aves y semillas, siendo clave para la recolonización de especies autóctonas. Está atravesado por el arroyo "Las Conchitas", último arroyo del Conurbano Bonaerense sin contaminar, al menos en el tramo en el que se hace referencia, de curso lento y con meandros, también se observa una zona de influencia entre el arroyo y áreas inundables no permanentes.


      Se intentó recrear la composición paisajística de la zona, a su estado original. En el caso del pastizal de esta pampa ondulada, casi ha desaparecido en la provincia debido a la intervención del hombre blanco, desde tiempos de la colonización, ha través de actividades agropecuarias, desarrollo de población rural e invasión de plantas exóticas que contribuyeron a modificar la flora autóctona.

      Hoy sólo quedan relictos, en hectáreas inutilizadas de las grandes estancias de la provincia.

      En consecuencia, se advierten diversos mecanismos de deterioro de estos ecosistemas y su correspondiente biodiversidad.

      Se intenta erradicar gradualmente la cría de ganado y la explotación insostenible de la tierra, para que los pastos vuelvan ha tener gran altura, de manera tal que sea necesario subirse al lomo de un caballo para ver el horizonte.

      Esta situación de deterioro, no sólo se relaciona con problemas propios del ambiente de pastizal. Algunas de las causas que han contribuido a través del tiempo son : sistemas socio-políticos que promovieron una explotación no sostenible de los recursos naturales, falta de conocimiento y fallas en la aplicación de los mismos, subestimación del valor que posee el medio.

      Se prevé el reciclado de un monte de tres hectáreas, que originalmente estaba conformado por talas y actualmente está modificado, debido entre otras causas a la invasión de ligustros y hiedras que se trepan por el tronco de los árboles y compiten verticalmente por la luz, además, estas especies invasoras cuentan con las condiciones locales propicias para su crecimiento en libertad, sumado a la ausencia de sus predadores naturales.

      El propósito es transformar este espacio en una selva semejante a la de la costa, recreando el ambiente presente en la zona de Punta Lara (que próximamente podría sufrir el impacto de la construcción del puente Colonia - Buenos Aires) con alrededor de 33 especies arbóreas.


      Problemática:

      En cuanto a las amenazas principales del parque, se han mencionado las actividades agropecuarias y el pastoreo (aunque este último cada vez con menor intensidad).

      El control de este manejo es delicado, ya que las culturas locales no facilitan la tarea, motivo por el cual se debe obrar con cautela, ya que se observa que a medida que la presencia de los conservacionistas avanza sobre la zona, los involucrados se desplazan espontáneamente. De esta forma se evitan situaciones que puedan interferir negativamente, tales como venganzas reflejadas en el parque (anteriormente manifestadas), incendios frecuentes que se producen intencionalmente para que el ganado pueda comer los brotes, situación esta que como consecuencia genera un desarrollo exuberante de especies foráneas, en otros casos simplemente se producen incendios por visitantes imprudentes ocasionando el mismo daño.

      • También, existen problemas que en gran parte han sido superados:

      • Se desactivó una tosquera (ubicada aproximadamente a medio kilómetro del parque) que hasta ese momento era receptora de grandes volúmenes de basura, tanto de origen industrial como doméstico y que fue declarada según el C.E.A.M.S.E. el cuarto basurero a cielo abierto del país. La tosquera comprende 22 hectáreas y 8 metros de profundidad, la cual albergaba alrededor de 47.000 m3 de basura.


        El problema surge a partir de la contaminación que ésta generaba - tanto a las napas de agua como al terreno en sí mismo- incluyendo la proliferación de roedores e insectos que amenazaban la salud pública, emisión de olores desagradables y muerte de ciertas especies. Todos, aspectos que disminuyen el valor paisajístico de la zona,


        Actualmente se trabaja en el mejoramiento de este ambiente para facilitar la recolonización por parte de la naturaleza, empleando lentejas de agua (que transforman el aceite del petróleo), renacuajos, peces, gallaretas, etc.

      • Se prohibió la caza de liebres, cuises, inambúes, y la pesca de anguilas, tortugas de agua, tarariras y bagres.

      • Se inactivaron los lavaderos de lanas que contaminaban las aguas superficiales.

      • Se eliminó un basurero que servía de criadero de chanchos, amenazando la salud pública.

      • Se logró junto con varias instituciones y propiedades de la zona, desviar un tramo de la autopista a La Plata, varios kilómetros al Sur, evitando así impactar negativamente sobre estos ambientes a conservar.


        De lo contrario se hubiesen producido alrededor de la autopista, asentamientos humanos, disturbios en la nidificación de aves, y disminución del valor paisajístico entre otros inconvenientes.

      • En gran parte se terminó con la deforestación de la zona.


      Peligros:

      Algunas de las especies en vías de extinción advertidas de la zona son : Federal, Macá Grande, Cardenal, Jilguero Común y Mixto, Corbatitas, Cabecitas Negras, Macá de Pico Grueso y Varillero Cabeza Roja.


      Emprendimientos realizados:

      • La embajada de Inglaterra donó, entre otras cosas, un molino, un tanque australiano, un calentador solar y un panel solar, como parte del proyecto que consiste en promover el uso de energías alternativas, en lugar de la nuclear y demás energías convencionales.

      • Construcción de la "Casita Verde", en la cual funciona una biblioteca especializada, fabricada con paneles recubiertos de telgopor, que actúan como aislantes y mantienen la temperatura interior, ésta posee la capacidad de captar luz solar. Posee un sistema de campos de oxidación para el tratamiento de efluentes cloacales, que consiste en biodegradarlos aprovechando las bacterias propias de la materia fecal, luego, el sobrenadante, previamente filtrado por un tubo con arena y piedritas, es utilizado por gramíneas, lentejas de agua y camalotes, de esta forma se evita la contaminación de napas.

      • Reciclado de basura : está funcionado una pequeña tecnohuerta donde las especies vegetales se agrupan de manera tal que se ayudan a crecer mutuamente. Las especies animales como conejos y gallinas se alimentan de los vegetales al tiempo que su estiércol sirve de abono para fertilizar orgánicamente las plantas junto con el producto resultante del trabajo de las lombrices californianas sobre desechos de tipo orgánico.


        Se cierra así un círculo natural perfecto. También se reutilizan las botellas de plástico y latas de aluminio u otro material, en el vivero de especies autóctonas.

      • El vivero de especies autóctonas consiste en la formación de plantines de árboles con fines de forestación, buscando preservar la diversidad genética y, según las características forestales y alimenticias, conformar un fondo genuino para ayudar a la preservación del área o espacios públicos y reservas involucradas.

      Este emprendimiento se logra gracias a una red de intercambio de plantines y semillas.

      Esta idea de permacultura, tiene como objetivo fines didácticos educativos, pero no sólo centralizado en el área del parque Hudson, sino que intenta trasladarse a los hogares para que los pobladores (en especial los más carenciados) realicen miniecosistemas que sirvan de sustento para sus familias.


      Estrategias de conservación:

      El plan de conservación que propone la gente que maneja el parque es salvar conservando, estudiar a través de investigaciones y generar usos múltiples y sustentables. Para comprender la biodiversidad deben mantenerse muestras representativas y viables de ecosistemas, especies y poblaciones. Es fundamental que la humanidad comprenda el valor de la biodiversidad para que los beneficios potenciales que nos brindan los recursos naturales permanezcan, ésto se logrará si mantenemos la base de los recursos biológicos.

      En cuanto al diseño actual del área se observa en el croquis una forma irregular, que pretende ser mejorada, para evitar el efecto borde y poseer mayor representatividad. Se proyecta una zona intangible y otra intermedia, que actúe como zona buffer.

      El Río de la Plata actúa de corredor incrementando de esta manera la tasa de inmigración de muchas especies de aves y semillas. El parque Pereyra Iraola actúa también como un posible corredor que ayuda al restablecimiento de las poblaciones extintas. Es el mismo caso para la Reserva Punta Lara.

      Conclusiones:

      La destrucción de los ecosistemas es el comienzo de un proceso que va en aumento.

      Preservar las pocas áreas que aún pueden revertirse naturalmente, es uno de los fines que persigue la Asociación de Amigos del parque ecológico y cultural G. E. Hudson. O sea, mostrar en forma práctica que se deben mantener zonas intangibles y zonas intermedias, donde pueda compatibilizarse el turismo de forma sustentable, y donde con fines didácticos educativos funcionen el uso de distintas energías alternativas (energía de la biomasa, eólica y solar), además de cerrar un círculo en el que intervienen la huerta orgánica, la granja y los fertilizantes naturales.

      Se predice que en el futuro la evolución natural proveerá de una zona de inundación (bañados, lagunas) en la zona de influencia entre el pastizal pampeano y el arroyo "Las Conchitas", tal como se observaba en tiempos anteriores. Esta zona funcionará como área intangible.

      El problema quizás, es el grado control (casi inexistente) que presenta el área a conservar, por lo que se extrae de lo expuesto que el bajo presupuesto con el que se cuenta, interfiere en dicho objetivo.

      Se espera que los esfuerzos para que el parque sea designado Reserva Provincial con trescientas hectáreas sean inmediatos. Actualmente se cuenta con media sanción en el Congreso de la Pcia. De Buenos Aires. Una vez sancionada, se designarán guardaparques que puedan decididamente contribuir a un correcto control del área.

      Una de las obras en ejecución es la concreción de un Centro Especializado de Documentación con las obras de Hudson. También se cuenta con material inédito en el país proveniente de la "Eco 92", clasificado y catalogado, para consultas de los visitantes, junto con temas generales como aquellos específicos de ecología.

      Otra de las obras en ejecución, casi terminada, es la Sala de Paleontología que se inició en 1995 con el objetivo de detenerse en un pasado de miles de años y transportar al visitante a épocas anteriores en las que nuestras pampas estaban habitadas por gliptodontes (mamíferos similares al tatú carreta o la mulita), elefantes, osos, megaterios y otros animales semejantes a los camélidos. Además, se cuenta con muestras de utensilios de los aborígenes querandíes.

      Otra obra inmediata es diseñar un programa de senderos para las visitas guiadas.

      Próximamente se incorporará al parque, el área ocupada por la tosquera.

      Problemas sin solución en corto o mediano plazo:

      • Quema de pastizales.
      • Ganado en la zona del pastizal.
      • Robo de madera (ej. : madera del puente que cruza el arroyo "Las Conchitas").


      Dirección original del estudio:

      http://www.ambiente-ecologico.com/revist60/caroli60.htm


      miércoles, 20 de junio de 2007

      Museo Hudson no Brasil

      Para se contatar com o representante do Museo Hudson no Brasil:

      Telefone: (0055 11) 5575-4294

      E-mail: Parquehudson#gmail.com (troque # por @).

      Próximamente mais informação.

      Instalações de artistas brasileiros no Museo Hudson.

      Pesquisa sobre Hudson na UFRJ

      Aquecedor solar com garrafas pet no Estado de Paraná

      martes, 19 de junio de 2007

      Nota publicada en el diario La Nación, Argentina

      Artículo publicado en el diario La Nación(Argentina) sobre el Museo Hudson
      Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/770493


      En Florencio Varela, un noble rancho y más que 25 ombúes

      El Museo Hudson y una reserva ecológica digna de conocer

      El rancho de Los 25 Ombúes, en Florencio Varela, es el mismo en el que nació Guillermo Enrique Hudson en 1841. Tres cuartos en hilera, con paredes gruesas de adobe, que se mantiene fresco en verano y cálido en invierno. Así lo conocieron sus padres norteamericanos porque está en pie desde los tiempos de la Colonia.



      Lo compraron a Tristán Nuño Valdés, cuñado de Juan Manuel de Rosas, que allí tenía un puesto de estancia. No sabían español, pero la madre, Carolina Augusta Klimbe, trajo quinientos libros de buena literatura, incluido Shakespeare. Eligieron la zona por los vecinos que hablaban su idioma, aunque de una estancia a otra había muchas leguas.



      El paisaje es el mismo, con dos arroyos que van serpenteando por pajonales donde aparecen garzas y cigüeñas. Se podría pescar porque los peces confirman que el agua no está contaminada.



      Han vuelto para hacer su nido churrinches, chorlos, aguiluchos langosteros que conviven con los estables: halconcitos, aguiluchos carpinteros, espineros, y un rico etcétera para safaris fotográficos.



      Nada los molesta en este arboretum, colección de árboles con fines educativos, didácticos, científicos, que es un muestrario del nordeste de la provincia de Buenos Aires. Hay chañares, acacias, saúcos, ceibos, algarrobo blanco, espinillos, timbo-puitá, sombra de toro, peje y el taruma o espino de bañado, que se conoce como el árbol de Hudson porque protagoniza uno de sus relatos.



      Visitar la reserva es meterse en la pampa con el mismo asombro de aquel muchacho criado a campo abierto. Compañero de ruta del futuro Martín Fierro. Que parecía débil por lo alto, delgado y desgarbado porque en un arreo de ganado adquirió una fiebre reumática que hizo temer por su vida. Vivió 81 años, dejando una obra formidable como escritor y naturalista con alma de ecologista cuando no se hablaba de medio ambiente.



      Aumenta el placer leer cualquiera de sus obras: Naturalista del Plata, Días de ocio en la Patagonia, Mansiones verdes. Es un requisito útil, pero no obligatorio ya que podemos disfrutarlo igual a libro cerrado. Es una postal, en vivo y en directo, de Allá lejos y hace tiempo que no necesita traducción.



      Llegar es fácil



      Es un milagro que el Parque y Museo Guillermo E. Hudson, monumento histórico provincial declarado Reserva Natural de Uso Múltiple se haya resguardado y restaurado manteniendo su entorno.



      En eso tiene mucho que ver Violeta Shinya (1910-2003), sobrina nieta de Hudson e hija de Yoshio Shinya, el primer inmigrante japonés que vino de polizón en la Fragata Sarmiento. Es otra historia para ser contada porque fueron japoneses los coproductores de este paraíso (la palabra más adecuada).



      Uno puede llegar por la vieja ruta a Mar del Plata, avenida Mitre, luego Calchaquí, y doblar a la derecha al pasar el puente de Bosques a la altura del km 30,500. Se toma por la calle Luján hasta que termina, unas 30 cuadras, y luego la avenida Hudson con carteles de papel fijados en las columnas que nos llevan hasta la entrada. Otro camino es la Autopista del Sudeste que empalma con la ruta 2. No baje por la salida Hudson porque ése es el pueblo y está lejos de la reserva. Hágalo por Gutiérrez en la Rotonda de Alpargatas. Y luego retroceda tres semáforos por la ruta hasta el mismo puente de Bosques. Es más fácil de hacer que de explicar.



      Está abierta de miércoles a domingo, de 10 a 18, con guías especializados, telescopios y binoculares. Consulte por el 15 5 575 0379 o en http://museohudson.gov.ar/ , también por e-mail: museohudson#yahoo.com.ar.



      Por Horacio de Dios
      horaciodedios@fibertel.com.ar

      miércoles, 13 de junio de 2007

      Atractivos del Parque Hudson


      A escasos 25 Km. de la Capital Federal, Florencio Varela puede brindar una zona donde el medio ambiente aún no ha sido deteriorado.


      Tal es el caso del Parque Ecológico Guillermo E.
      Hudson,
      un sitio donde se encuentra el "hábitat
      pampeano" en un estado casi natural. Allí, el talar y los
      ombúes (con una edad estimada en más de doscientos años)
      son parte del atractivo que se complementa con el Arroyo Las Conchitas, el cual
      en su naciente aún no está contaminado.

      Del mismo modo, la figura y la obra de Guillermo Hudson cobran en la actualidad una notable revitalización debido, principalmente, a sus investigaciones y descripciones de la naturaleza y el medio ambiente.


      La región ofrece, casi por milagro, un aspecto similar al que ha tenido quizás por siglos. Su flora permite apreciar como era la pampa antes de los cambios provocados por el hombre. Podemos observar al ombú, el monte de talas, las frutillas silvestres que tapizan el suelo, su topografía irregular acentuada por su diferente vegetación, arriba los cardos, sobre el arroyo los juncales, espacios
      que tan bien nos describiera Hudson en sus obras. Análogamente la fauna
      trata de sobrevivir y en tan pocas hectáreas se refugian más de
      cien especies de aves, juntamente con el arroyo están íntimamente
      ligados al ecosistema que anhelamos conservar.

      El predio custodia el casco de la estanzuela "Los 25 Ombúes" que de acuerdo a lo que se cree fue edificado en la segunda mitad del siglo XVIII. Sus muros son tan antiguos como los del Cabildo de Buenos Aires.

      Esta construcción data del año 1750


      Av. Hudson y Calle 1356

      Declarado de Interés Municipal por Ordenanza 3509/95

      Declarado como Reserva Natural por Ley

      Si quiere saber como llegar al Parque Hudson.


      Tomado de la página de la Municipalidad de Florencio Varela

      Turismo en el Parque Hudson

      Los días de visita son los sábados, domingos y feriados. De miércoles a viernes la atención es sólo a grupos (con turno previo) y solamente con los guías del Parque.

      Los turnos se deben pedir con anticipación, especialmente durante la primavera al 15-4061-8963 ó al 15-5575-0379.
      Los fines de semana se puede llamar al (02229) 49-7314

      Para llegar al parque Hudson se puede hacer por autopista hasta rotonda Alpargatas. De allí retomar hacia el norte y doblar a la izquierda antes de subir el puente Bosques (avenida Luján-avenida Hudson).

      Desde estación de trenes de Florencio Varela, colectivo 324, ramal 2 El Pato (bajar dos cuadras antes del arroyo Davidson), o colectivo línea 500 ramal 8 L (bajar al término del recorrido).

      SEMINARIO DE TURISMO EN EL MUSEO HUDSON

      La Municipalidad de Florencio Varela informa que el distrito fue sede del cierre del quinto seminario de Turismo Activo que se inició en el hotel Bauen de Capital Federal el martes último. Los paneles y actividades finales, dirigidas a medio centenar de asistentes, se llevaron a cabo en el Museo Guillermo Enrique Hudson de la zona rural varelense.

      “En Florencio Varela, los agentes de viajes, operadores, observadores de naturaleza, estudiantes y docentes de turismo, apreciaron una modalidad de turismo que se hace con gran participación del visitante en ambientes naturales”, explicó Jorge Lucero uno de los coordinadores de las dos jornadas.

      El especialista en turismo coincidió con los asistentes en que la casa natal del naturalista fue el sitio ideal para hacer el cierre del seminario.

      “Elegimos un lugar fantástico como este, muy cercano a la Capital Federal para llevar a la práctica lo que charlamos en la primera jornada. Es decir, ir al terreno para no quedarnos en la tiza y el pizarrón o el power point”, expresó.

      Todo el artículo.

      martes, 12 de junio de 2007

      Misiones IV, Micrastur ruficollis, Halcón Montés Pequeño

      Si quiere escuchar el canto del Micrastur Ruficollis.

      Aves de Misiones: Micrastur semitorquatus Halcón Montés Grande

      Si quiere escuchar el canto del Halcón Montés Grande.

      Aves de Misiones. Elanoides Forficatus-Tijereta


      Si quiere escuchar el canto del Elanoides forficatus-Tijereta

      Ictinia plumbea Ave de Misiones


      Si quiere escuchar el canto del Ictinea Plúmbea.

      Aves de Misiones

      Taller para aprender a fabricar bloques de hormigón



      Miercoles 13 de junio (11 hs) : Se realizará un taller para aprender a fabricar
      bloques de hormigón con el objeto de promover la autoconstrucción de viviendas.

      La actividad se organiza en conjunto con el area de desarrollo humano de la
      Municipalidad de Florencio Varela.

      La participación es libre y gratuita.

      Informes: 02229-497314 - http://museohudson.gov.ar

      Fíjese en nuestro menú las otras formas de contacto y las formas de llegar al Parque Hudson.
      Si quiere mantenerse informado sobre las actividades del Parque, suscríbase a nuestra lista de correo :
      O envíe un e-mail a:

      lunes, 11 de junio de 2007

      Libros de Guillermo Enrique Hudson para "corregir"

      Hay varias obras digitalizadas de Guillermo Enrique Hudson que requieren una "corrección".
      Por corregir entendemos:





      1. Leer la versión digital.
      2. Cotejar los errores que existen en esta versión, por ejemplo puede ser que aparezca una "e" como una "a" , un "1" como una "l" y errores así.
      3. Corregir esos errores (los que podemos detectar con simple lectura)
      4. Los errores que nos podamos corregir de ésa manera chequearlos con el libro original, puede ser que el escaneo haya dejado partes incoherentes o indescifrables.

      Para realizar este trabajo precisamos de voluntarios y que vivan cerca del Parque para que podamos prestarles los libros originales y así ir corrigiéndolos.

      Si ud. quiere ser un(a) voluntario/a, comuníquese con nosotros:

      Envíe un e-mail a:

      arravera#yahoo.com

      O llámenos al:

      2229- 497314

      Muchas Gracias







      Las obras que tenemos para corregir son:








      viernes, 8 de junio de 2007

      English Menu


      Links in others pages

      Sobre el Parque Hudson

      “Museo Histórico
      Provincial” y “Reserva Natural de Uso Múltiple”
      Guillermo E. Hudson



      Ubicada a mitad de camino entre la ciudad de Buenos Aires y La
      Plata, en diciembre de 2000 con la Ley provincial 12.584 se la
      declara Reserva Natural de Uso Múltiple (aproximadamente
      54 hectáreas) en homenaje al gran naturalista Guillermo
      Enrique Hudson. Quien naciera en 1841 en este paraje, conocido
      entonces como la estanzuela “Los 25 Ombúes”.
      (Si quiere ver más información sobre como llegar al parque )

      El principal fin de la Reserva es educar y generar un espacio
      de reflexión y participación, así también
      como complemento de los programas de estudios, tanto de escolares
      como de niveles superiores. Está destinada a inspirar respeto
      y amor hacia la naturaleza, tal como lo hizo el escritor durante
      toda su vida. Hudson legó un importante testimonio tanto
      de la fauna y la flora como en la descripción precisa del
      hombre de campo y su paisaje, allá por el siglo XIX. Fue
      también no solo uno de los más importantes naturalistas
      de su época - primer ornitólogo argentino-, conservacionista,
      lírico o costumbrista, sino quizá también
      el primer etólogo conocido. Hasta la aparición de
      Hudson los naturalistas se limitaban a describir los comportamientos
      animales, pero fue el mismo Hudson quien intentó por primera
      vez dar explicaciones racionales a lo observado. Inspirador de
      la primer ley de protección a las Aves, y en la creación
      de la prestigiosa Royal Society for the Protection of Birds (R.S.P.B.).

      La otra importante función de la Reserva
      es la de preservación de los ambientes. Se encuentra enmarcada
      dentro de las llamadas “Reservas Urbanas”, nombre
      destinado a designar extensiones naturales relativamente pequeñas,
      ubicadas en áreas urbanas o en zonas cercanas a la urbe.
      Cumplen una importante función educativa y demostrativa
      de procesos naturales y socio-culturales; generando incluso identidad
      y nuevos hábitos en los habitantes cercanos. La Reserva
      Hudson preserva dos arroyos con más de 20 especies de peces.
      Y en total se han identificado cerca de 200 especies de vertebrado.
      Aves migratorias la visitan (churrinches, golondrinas, pecho-colorados,
      cuclillos…), algunas de las cuales se alimentan y reponen
      para sus largos viajes. Más de 200 especies de plantas
      vasculares, entre nativas y exóticas, repartidas en bosquecitos
      de talas (Celtis tala), estepa pampeana, bañados y pastizales,
      completan la oferta. Paisajísticamente también ha
      conservado las “lomas” de la llamada Pampa Ondulada,
      en lo alto de las cuales crecen pequeños talares.

      En particular “La provincia de Buenos Aires es el sector
      del país más afectado por la actividad humana, ya
      desde el siglo XVI se observa una retracción de la flora
      indígena debido a las actividades agrícolo-ganaderas.
      En épocas más recientes, la industrialización,
      la urbanización y la contaminación han afectado
      considerablemente a la flora de la Provincia” . Lo mismo
      podemos decir de la fauna, y en mayor o menor medida del recurso
      paisajístico. Dado que en el noreste de la provincia se
      encuentra la más alta aglomeración urbana del país,
      es lógico toparse con la problemática social de
      miles de habitantes. La urbanización anárquica y
      la ocupación de tierras son algunos de los síntomas
      y la Reserva ha sobrevivido al embate de tales circunstancias,
      gracias al esfuerzo de voluntarios y de autoridades, y continúa
      trabajando para que así sea.

      La historia para la creación de este Reserva bien ilustra
      el esfuerzo y la lucha para ir contra corriente en una zona muy
      cotizada por diferentes actores. Desde 1929 Fernando Pozzo, médico
      quilmeño enamorado y estudioso de la obra de Hudson, descubre
      el lugar e inmediatamente forma una comisión de amigos,
      con los cuales se dedica al rescate del Solar Natal. En 1949 el
      vizconde Davidson y su hermana donan unas 4 hectáreas para
      ser destinadas a Museo y Parque Evocativo. La provincia de Buenos
      Aires las acepta por Decreto Nº 3.061. Masao Tsuda, embajador
      del Japón en Argentina (1954), presidente de la Asociación
      Hudsoniana de Tokio junto a la Asociación Amigos de Hudson
      en Argentina realizan activas gestiones para rescatar la propiedad
      de los intrusos. Recién en 1957 la provincia de Buenos
      Aires crea el Museo y Parque Evocativo Guillermo Enrique Hudson
      por Decreto N° 7.641 con dependencia de la Dirección
      de Museos, Reservas e Investigaciones Culturales. A partir de
      1991 las gestiones de la profesora Violeta Shinya fructifican
      y se recibe la primera partida de las generosas donaciones gestionadas
      por Masao Tsuda y el Embajador Yoshio Fujimoto, de distintas empresas
      y la Asociación de Amigos y lectores de Guillermo E. Hudson
      del Japón. Se inicia la ampliación de tierras del
      Museo en dirección al arroyo las Conchitas. En 1996 se
      obtienen donaciones de organismos internacionales de Japón
      y de la Fundación Lloyds Bank. Debemos también valorar
      la inagotable y desinteresada participación de muchos colaboradores.

      En fin más de 70 años de rescate nacional e internacional
      han dado sus frutos. Historia, naturaleza y esparcimiento se combinan
      perfectamente en este predio. El rancho natal del gran escritor
      y naturalista, de más de 200 años de antigüedad,
      se erige entre enormes ombúes. Lugar de peregrinaje y visita
      de muchos turistas extranjeros, quienes se sienten atraídos
      por la prosa hudsoniana. Cuenta con una importante biblioteca
      (más de 15.000 libros), Salón de Usos Múltiples,
      Arboretum y área de acampe. La biblioteca cuenta con un
      sector especializado en la obra del escritor y opera para difundir
      traducciones de sus obras entre los jóvenes de habla hispana,
      porque muchas de las existentes ya no se consiguen. Para una mayor
      efectividad se está desarrollando un programa piloto de
      difusión de folletos en las escuelas de la región.
      Los mismos contienen traducciones actualizadas y comentarios relacionados
      con el conocimiento, en especial la temática ambiental,
      de la cual Hudson fuera pionero.La entrada es libre y gratuita
      y hay visitas guiadas sábados, domingos y feriados para
      el público en general. Miércoles, jueves y viernes
      para grupos escolares. Durante la primera semana de agosto comunidades
      aborígenes celebran la tradicional fiesta de la Pachamama,
      en la que ofrendan y agradecen a la Madre Tierra. En cualquier
      momento es visitada por folkloristas, lugareños, fortines
      gauchos, artistas y toda aquella persona amante de la paz y la
      tranquilidad.



      http://www.hudsonmuseoyparque.org.ar/

      Texto de Marcelo Montenegro



      Como describió el Parque Guillermo Enrique Hudson (de Allá lejos y hace tiempo)

      miércoles, 6 de junio de 2007

      Biography



      William Henry Hudson (August 4, 1841 – August 18, 1922) was an author, naturalist and ornithologist.

      Hudson was born in the Quilmes Partido in Buenos Aires Province, Argentina, son of settlers of U.S. origin. In 1874 he moved to the United Kingdom. He spent his youth studying the local flora and fauna and observing both natural and human dramas on what was then a lawless frontier, publishing his ornithological work in Proceedings of the Royal Zoological Society, initially in an English contaminated with Spanish idioms. He settled in England in 1869. He produced a series of ornithological studies, including Argentine Ornithology (1888-1899) and British Birds (1895), and later achieved fame with his books on the English countryside, including Hampshire Days (1903), Afoot in England (1909) and A Shepherd's Life (1910) which helped foster the back-to-nature movement of the 1920s and 1930s.

      He was a founder member of the Royal Society for the Protection of Birds.

      His best known novel is Green Mansions (1904), , and his best known and loved non-fiction is Far Away and Long Ago (1931).

      In Argentina he is considered to belong to the national literature as Guillermo Enrique Hudson, the Spanish version of his name. A town in Berazategui Partido and several other public places and institutions are named after him.

      Towards the end of his life he moved to the town of Worthing in Sussex, England. His grave is in Broadwater (part of Worthing), West Sussex, England.


      Library of the Hudson Musseum

      Somes books of William Henry Hudson for free download.



      martes, 5 de junio de 2007

      A revival of Argentina's Thoreau


      La página original desde tomamos la nota es:




      The rediscovery of the work and influence of William Henry Hudson fans the flame of romantic naturalism.
      By Richard O'Mara Correspondent of The Christian Science Monitor

      If Reuben Ravera has his way, one day his museum will be a destination for culture tourists, like the Café Tortoni, jammed
      these days with Americans, Europeans, and Japanese eager to be in a place where the great Jorge Luis Borges hung his hat.


      Mr. Ravera's task is as hard as rocks. Unlike Borges, whose fame seems brighter today than when he was alive, the name William
      Henry Hudson doesn't sit on the lips of the literati, local or foreign. He lived a long time ago, which is why most people
      know little of his contribution to Argentina's national culture, though his books are available in stores and libraries across
      the land.


      "The fact that he wrote in English is a problem," Ravera said, as we squirmed out of the dense traffic of downtown Buenos
      Aires, heading out of town toward the William Henry Hudson Museum and Ecological Park. "Most Argentines think he was English."


      During our drive through the suburbs we saw evidence of at least an institutional memory of Hudson's presence here so many
      years ago: a train station bears his name, a small town by the side of the highway, too; there are ads for a housing development
      called Altos de Hudson (Hudson Heights), and Hudson Avenue leads into the eponymous park.


      Confusion about Hudson's nationality is understandable. He was himself confused. Argentine born, the child of Anglophile immigrants
      from Massachusetts, Hudson thought he was destined to be an Englishman. He would be that, and much more. Through his writings
      and civic efforts to create laws to protect birds and other animals, he fiercely rejected the biblically sanctioned notion
      that the natural world was man's to conquer and dispose of at will. His was a voice in the wilderness which, like that of
      Henry David Thoreau, was actually heard. Were he to be writing today, he'd surely find an audience in the green movement.


      To Hudson, the natural world, the environment, was sacred and not to be abused. Even in works like "Green Mansions," a romantic
      fantasy, one cannot help but come away feeling that the principal character in the novel was the forest itself. John Galsworthy
      wrote in 1915: "Hudson, whether he knows it or not, is now the chief standard-bearer of another faith.... All Hudson's books
      breathe this spirit of revolt against our new enslavement by towns and machinery."


      In "The Purple Land," Hudson wrote, "Ah, yes, we are all vainly seeking after happiness in the wrong way.... We are still
      marching bravely on, conquering Nature, but how weary and sad we are getting."


      When he was 32, Hudson left Argentina for England, never to return. He told his brother he wanted to live in the land of his
      father's father, and, it is said, to write. So what did he write about? Argentina's flora, fauna, and other wonders. Hudson
      was a naturalist; he spent the first three decades of life exploring the pampas and the Patagonian desert, observing birds
      and animals, trees and other elements of the natural world, and collecting stories from the people.


      His observations from The Naturalist in La Plata" have been with me for decades, non-sequiturs to glaze the eyes of my friends:
      The puma will never attack a human being, not even to defend itself. Birds in some flocks tend their injured or exhausted
      members, while cattle who are ill are often attacked by the herd. Guanaco in Patagonia have a place where they go to die.
      Nobody knows why.


      One of his more famous books, a memoir of his youth, "Far Away and Long Ago," is rich with tales of Homeric gaucho knife-fighters,
      bandits, the cleverness of armadillos, the olfactory intelligence of horses, and the behaviors of spiders and serpents. The
      book reveals the preoccupation of Hudson's life: birds above all, birds during the time when they had no fear of men and darkened
      the skies in uncountable numbers.


      Hudson began his memoir with a recollection of his natal house, the very building we were heading for: "The house of the Twenty-five
      Ombu trees ... gigantic in size and standing wide apart in a row about four hundred yards long."


      The museum house blazes with white-washed brilliance as we approach through a forest. Only two 400-year-old ombus remain.
      "Hudson predicted it would disappear," Ravera said of the species which is actually a giant herb, "because it has no use for
      man." But it won't, if the park staff has its way: in the past two decades they've planted 25 ombus and thousands of other
      indigenous trees.


      Hudson artifacts are displayed in the three-room house: his watch; a sketch for the William Rothenstein portrait of Hudson
      that hangs in London's National Portrait Gallery; and rustic touches that recall his naturalist activities: ostrich eggs,
      a puma skull, the skeleton of an armadillo, the clay nest of the peculiar oven bird.


      A painting of a bird, donated by the Japanese city of Yokohama, recalls Hudson's link to Japan, established by the marriage
      of his grandniece, Laura Denholm Hudson, to Yoshi Shinya, the first Japanese immigrant to Buenos Aires. Their child, Violeta
      Shinya, became the first director of the museum, in 1964. Hudson's books reached Japan late in the 19th century, and were
      included in the curriculum when the study of English was instituted in the schools.


      "The Japanese," a local historian wrote, "found in Hudson a defender of nature, an attitude close to the pantheistic spiritualism
      of Shinto, the traditional veneration of the natural world."



      Japan's conservation-oriented Suntory Foundation donated the money to purchase 120 acres to establish the park, which shelters
      144 species of birds, 25 species of trees, and animals such as the avestruz (Argentine ostrich) and the nutria. There are
      paths through the forest beneath the surging ombus, the weird palo boracho (drunkard tree), and the hackberry. There are meadows
      spotted with shafts of pampas grass, and the Arroyo de las Conchitas, the stream and stopover for migrating birds where, Hudson
      wrote, they'd gather by the thousands. Bird-watchers frequent the place; others seek its tranquility.


      While I walked with Ravera, a large, blue butterfly arrived suddenly on the periphery of my vision. Then as if annoyed at
      my indifference, it flew directly in front of my face and seized my full attention. Surely in those millions of words he wrote,
      Hudson must have said something about these shimmering creatures that dance in the air. I would find it.


      ***


      Violeta Shinya died in 1993, two years before Ravera, my guide, chauffeur, and fellow admirer of Hudson, took over. Ravera
      hopes for an "awakening of interest" in Hudson's books: "His writing is relevant now, owing to the preoccupation with the
      environment." He hopes to connect with the tourist industry in Buenos Aires, which these days is crowded with visitors from
      five continents and the interior. He wants to arrange transit out to the museum, only about 30-odd miles away. A taxi now
      will get you there and back for about $20. (note, prices in 2007, perhaps more expensive now)


      Ravera is a bearded, bearish man who studied engineering before landing his job at the museum and whose principal qualities
      may be patience and the ability to make do with less. Though the house was officially declared a historic monument by the
      Province of Buenos Aires in 1970, and is visited by 20,000 people a year, he and his staff are hardly flush with government
      money. Seven employees earn between $270 and $600 a month, and there is little left for maintenance of the house, plantation,
      and three outbuildings, including a small library full of books by and about Hudson and correspondence among Hudson and his
      siblings.


      While poring over this material I found something that alluded to the pain often imposed by the separation of loved ones back
      when continents were connected only by slow-moving ships. It was Hudson's dedication of his new book, "Long Ago and Far Away,"
      to his favorite sister: "To my dear sister, Maria Elena, love and best wishes. From W.H. Hudson, New Year's Day, 1919."


      He could not have known that she would never see his book, that she'd died even before he picked up his pen in London, leaving
      him as the last of the six children of Daniel and Caroline Hudson.





      Tomado de:

      http://www.csmonitor.com/2007/0424/p20s01-litr.html?page=1

      Si quiere leer el artículo en español

      Traducción realizada por Lorenza Colman:

      angels4me07#verizon.net